Ya ha pasado tres semanas del inicio de la Cuaresma. Tal vez este momento tan especial que nos propone la Iglesia, no nos ha tocado demasiado. Si esto es así, en unas semanas más vamos a celebrar la Pascua sin haber vivido la Cuaresma. Y este riesgo es producto de tantas corridas en la que estamos inmersos. Por eso no olvidemos que este es un tiempo muy especial en el cual estamos invitados a vivir profundamente la experiencia de Dios, de un Dios que nos ama y que siempre es cercano a nosotros.
Una de las actitudes fundamentales en este tiempo es vivir más allá de los signos, los valores que están detrás de cada una de las prácticas cuaresmales. Las tres prácticas cuaresmales: ayuno, oración y limosna son pasos que nos acercan a Dios. Son prácticas que nos ayudan a conocer mejor a nuestro Dios.