En medio de un clima electoral, estamos nuevamente celebrando la fiesta de nuestra patria, oportunidad que nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos de construirla, en tanto don de Dios para todos los ciudadanos. En este sentido quiero proponerles un desafío para renovar nuestro compromiso con ella, se trata -nada más y nada menos- de vivir este compromiso desde una transformación sincera que implique convertirnos en ciudadanos que aporten al bienestar de la sociedad toda, con esfuerzo sincero a fin de lograr una sana convivencia en paz y armonía. Que podamos sentir esta patria como un lugar de bendición, donde se puedan vivir los valores del Evangelio para que el Reino de Dios esté presente.
Hoy la celebración de nuestra fiesta patria nos invita a asumir el reto de unirnos como argentinos, a través del diálogo y la tolerancia para transformarnos en ciudadanos constructores de un país libre y democrático, y no meros habitantes de un país. Es una oportunidad para lograr un verdadero espíritu cívico, capaz de sostener los ideales y valores de una sociedad libre que necesita de la colaboración de todos y cada uno. Nos invita a reconocer la riqueza en la diversidad. Es ahí realmente donde encontramos la alegría de ser una nación fértil y abundante.