Vivimos en un mundo tan competitivo que
más de una vez nos preocupamos simplemente por lograr nuestros
objetivos y propósitos de la vida y no es frecuente que nos detengamos a
“vivir” la vida en plenitud.
Generalmente
olvidamos disfrutar de los momentos importantes que ella nos ofrece y a
medida que pasan los años vamos llenando nuestros recuerdos con
situaciones negativas y difíciles que hemos vivido. Es por ello que los
invito para que, en esta Cuaresma, no dejemos pasar esta buena
oportunidad de contemplar el don de la vida que Dios nos ha regalado.