11 de agosto de 2009

Vivir en positivo

Es de imaginar que en nuestro paso por la vida y en especial en estos últimos tiempos, seguramente habremos encontrado a muchas personas desanimadas, viviendo serios problemas y dificultades. A menudo nos sorprende ver individuos que se desaniman frente al más mínimo error, sumiéndose en el enojo y el desaliento. Pero, gracias a Dios, no todos reaccionan del mismo modo, por eso hay quienes viven con muchas alegrías, a pesar de que la vida no les sonría y deban enfrentar una serie de adversidades.

Aquellas personas que están permanentemente expuestas a los sentimientos de ansiedad, enojos, odios, disconformidad... poseen una mayor probabilidad de desarrollar enfermedades físicas, comparada con quienes son seres positivos. Una vida emocional positiva, nos ayuda a mantener sana la salud física y mental, animándonos a descubrir y poner en práctica iniciativas que permitan enfrentar los desafíos cotidianos de la vida. Además nos asegura una mayor resistencia frente a tantas nuevas enfermedades que nos acechan en estos tiempos.

Uno de los grandes enemigos de tanta negatividad es la rutina. Hemos de hacer un gran esfuerzo personal para que ésta no arrebate la alegría en nuestro andar cotidiano. La mejor manera de superarla es cumpliendo las tareas diarias con un amor renovado y la confianza puesta en ese Dios que siempre nos tiene preparada una sorpresa aun en las situaciones más insignificantes. Que cada mañana sea una oportunidad para reavivar la alegría de vivir. Y ojalá, hagamos el compromiso de ayudar a los demás para que también ellos, sean felices y puedan asumir su tarea con mucho gozo y optimismo.

Para ello es fundamental iniciar el día con un pensamiento positivo. Mejor aún si es con una oración o la lectura de un texto bíblico, para que nos llenemos de las novedades de Dios. Porque quien tiene a Él en su corazón desborda de alegría. No permitamos que las cargas pesadas y negativas del día ocupen nuestra mente en los primeros minutos de la mañana. El pensamiento positivo nos regala un sentimiento de paz y serenidad, aun en medio de los contratiempos.

Es común llenarnos la vida con un sinfín de preocupaciones, porque queremos resolver todo con prontitud y valiéndonos de nuestras propias fuerzas. Sin embargo debemos optar indefectiblemente en poner las cosas en manos de Dios para que Él también pueda asistirnos en nuestras necesidades teniendo presente lo que nos dice Jesús: “No se preocupen por el día de mañana, pues el mañana se preocupará por sí mismo. A cada día le bastan su problemas” (Mt 6, 34). Es la confianza que debe sostenernos a pesar de todo, lo que llamamos la verdadera fe y esperanza en ese Dios que nunca nos abandona.

Ojalá nos sumemos a ese grupo de personas que adoptan un estilo de vida en positivo. Que nuestra forma de vivir sea una ayuda concreta para tantas personas desanimadas y que no encuentran un verdadero sentido para sus vidas. Que hagamos las “grandes y pequeñas” cosas con entusiasmo y alegría, cultivando hábitos de agradecimiento, optimismo y esperanza, lo que nos ayudará a fortalecer nuestra vida interior e irradiar felicidad y alegría a nuestro entorno.

Que el Padre Dios nos regale una mirada positiva para que hagamos realidad en nuestra vida lo que decía la Madre Teresa de Calcuta: “El que tiene a Dios en su corazón, desborda de alegría. La tristeza, el abatimiento conducen a la pereza, al desgano. Nunca dejemos que alguien se acerque a nosotros y no se vaya mejor y más feliz. Que Dios bendiga este propósito.

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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