22 de septiembre de 2009

Vivir la Primavera

La llegada de la primavera nos propone una renovación de todo nuestro ser. Es un momento donde toda la naturaleza empieza vivir un despertar nuevo. Es un tiempo para salir de la frialdad del invierno hacia un reverdecer de la vida. Toda la naturaleza se predispone para vivir un momento especial. Es un momento muy especial para renovarnos como personas interiormente junto a tantos cambios que se producen en nuestra naturaleza.

La primavera es un momento especial de renovación espiritual. Es un tiempo en el cual hemos de abrirnos a la gracia de Dios para poder superar el invierno que vivimos en la profundidad de nuestro ser. El invierno es un tiempo donde hay sequía, frío y carecencia de todo tipo de crecimiento. Tal vez en nuestra vida personal vivimos etapas muy similares de poco crecimiento y avances. Es un momento para que superemos tanta frialdad que nos paraliza.

Como dice en la Palabra de Dios: “Se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido, y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola” (Cantares 2,12). Es la experiencia de empezar la primavera. Nacen las flores, empieza un momento de gozar de la alegre presencia de Dios en la naturaleza, en nuestro entorno y por supuesto en el interior de nuestro corazón.

Para poder gozar de este espíritu que nos propone el poeta bíblico en primer lugar hemos de estar abiertos para gozar de las maravillas de Dios. La primavera nos debe enseñar a disfrutar de las grandes maravillas de Dios en nuestra naturaleza. Ver abrirse el capullo de una flor y observar los detalles tan delicados de la obra de su Creador. Es un momento para disfrutar de todo el cambio que produce en nuestro entorno y también permitir un cambio positivo en nuestro ser, es para vivir plenamente las maravillas de Dios.

El espíritu humano es como un jardín en primavera. Si ha de crecer, debe prepararse. El espíritu humano ha de abrirse para que Dios pueda trabajar en él. Las mentes y los corazones están abiertos para recibir la abundante vida que Dios ofrece constantemente. Que bueno que tomemos unos momentos de oración personal para que podamos vivir plenamente estos días tan hermosos y que cada gesto, palabra y acción salga de la profundidad de nuestro corazón.

Es un tiempo especial para emprender cosas nuevas en la vida. Por algo es que muchas de las organizaciones planifican el próximo año en esta época del año. Ojalá que también podamos organizar nuestra vida desde la confianza plena en un Dios que quiere que avancemos como personas, como provincia y país. Que bueno que tengamos sueños, planes y proyectos, qué mejor si ponemos manos a la obra, porque donde hay la fuerza de la voluntad ahí obra Dios bendiciendo y multiplicando.

Es un momento para vivir pequeños y grandes cambios en la vida, cambios que no vienen de afuera, sino que se gestan en la profundidad de nuestro corazón. Ojalá que esta primavera nos pase sin haber logrado profundos cambios en nuestra vida como persona y como sociedad. Cambios a favor de la alegría de la vida, de la generosidad en emprender cosas nuevas a favor de tantos hermanos que siguen en “invierno”, cambios en ser personas positivas y llenas esperanza.

Escuchemos a un Dios que nos habla a través de nuestra naturaleza: abre tu mente y tu corazón hacia la novedad de la vida, supera tus preocupaciones de invierno… confía y abandónate en un Dios que hace florecer la vida, permita el gozo de Dios te sorprenda en esta primavera.

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

No hay comentarios.:

Publicar un comentario