27 de abril de 2010

Fortalecer los vínculos familiares (en tiempos de crisis)

Los tiempos de crisis son momentos que desestabilizan nuestras estructuras como persona y como sociedad. Es un tiempo donde hemos de fortalecer los vínculos afectivos que nos sostienen tanto a nivel familiar como a nivel comunitario. Solamente esta cercanía de afecto nos puede aliviar tantas situaciones adversas que vivimos en estos últimos tiempos, para que seamos capaces de soportarlas en compañía.

Creo que el vínculo más fuertemente atacado en nuestros tiempos es la de la familia, la base de una sociedad sana y ordenada. Existen grandes tendencias que nos confunden y hasta siembra dudas encuentra a si es necesaria o no la existencia de un esquema de “papa, mamá e hijos” como base de nuestra sociedad. Por supuesto que tenemos también tantas situaciones donde este esquema ha sufrido grandes heridas justamente a causa de la crisis que padecemos a nivel general como sociedad.

Muchas veces lo que nos hace poner en duda el valor y la necesidad de la familia cuando vemos tantas imperfecciones que viven las familias tradicionales: situaciones de separaciones, divorcios, falta de compromiso de los padres etc. Creo que la mejor manera de acercarse a estas imperfecciones es como nos orientan nuestros Obispos en sus documentos, que “todos los miembros de la familia, como todos los otros seres humanos, son caídos e imperfectos y necesitados de perdón y redención por parte de Dios, y perdón por parte de los demás miembros de la familia, y que los Cristianos debiesen esforzarse por mostrarles la misma cortesía a los miembros de la familia que le muestran a aquellos fuera de la familia (Santiago 2:8, 9), manifestando amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y auto-control hacia los miembros de la familia” (Gálatas 5:22, 23). Estas no son simples palabras que quedan lindas, sino que contienen los grandes valores que son pilares de nuestras familias.

Es común para los que trabajamos en la educación encontrar a hijos que tienen más confianza y libertad para compartir con un amigo o un compañero más que a sus propios padres. Es necesario que la familia encuentre este espacio de compartir… para que cada hijo/a pueda sentirse parte de la familia que lo escucha, lo atiende y acompaña. Es la mejor manera poner una base sostenible para nuestra futura sociedad. En este sentido hemos de recuperar la familia como el lugar de sostén afectivo y efectivo en nuestra sociedad, que es una tarea irreemplazable.

por encima de todo ojalá que Dios pueda ser el centro de nuestras familias y Su justicia, amor y perdón sea base para nuestra convivencia cotidiana. Que haya en toda familia momentos especiales para la meditación y la oración en familia que seguramente nos fortalecerá llenándonos de esperanza para enfrentar los momentos difíciles de la vida. Y desde esta fe en Dios la familia debe trabajar en pos de metas comunes… con respeto mutuo de los roles de cada uno, que a menudo tiende a confundirse.

Que el Espíritu Santo en estos tiempos Pascuales siga conduciendo a nuestras familias misioneras hacia el verdadero amor y felicidad… que el vínculo afectivo dentro del hogar sostenga a tantos hijos para que sean personas llenas de amor, generosidad y entrega…

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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