11 de mayo de 2010

Ellos necesitan de nuestra compañía

Hace pocos días me ha sorprendido la noticia de tantas personas preocupadas por la famosa “rateada” organizada por los estudiantes a través del facebook. Mayor fue la sorpresa cuando veía la preocupación de varios padres que preguntaban: ¿Qué va a hacer el colegio al respecto? Obviamente es para preocuparnos y encontrar respuestas como sociedad frente a las tendencias que viven nuestros niños y jóvenes – especialmente de aventurarse a actividades y propuestas que ni se sabe de dónde vienen…

Creo que son situaciones que tiene que hacernos reflexionar sobre el rol de la familia y de los padres en la formación de los hijos. Estos tiempos modernos que vivimos nos invita a tener un dialogo sincero con los propios hijos en la familia, que va más allá de un saber por dónde anda el hijo. El primer paso es encontrar momentos para estar con los hijos… poder dialogar con ellos… más allá de estar en contacto por un celular corporativo… que nos hace creer que estamos cerca, pero a la vez nos mantiene bien distantes afectivamente.

Es todo un desafío para la sociedad que tiene una juventud que se comunica de manera distinta. Tal vez nos alarmamos tanto, porque no estamos acostumbrados al nuevo modo de comunicarnos a través de los medios electrónicos. En la gran mayoría de los casos los propios hijos le superan a sus padres. Para la escuela es una verdadera preocupación en cuanto a cómo educar si no entra a la… y peor todavía responder a un papá que pregunta que va a hacer con mi hijo que no quiere entrar a la escuela…

Por otro lado como instituciones educativas es una oportunidad para formar a una juventud que es capaz de movilizarse y que tienen iniciativas y cuando se canaliza sus fuerzas serán personas de bien para toda la sociedad. Es todo un desafío estar preparado para orientar, formar y educar a una juventud que se comunica de una manera distinta, pero tal vez más ágil que tantas reuniones organizativas, que estamos acostumbrados a hacer como adultos.

Por otro lado nos invita a pensar en la comunicación que tiene cada padre y madre con sus hijos. Creo que hemos de tomar propuestas como estas para conscientizar a nuestros niños y jóvenes para que sean capaces de ser autónomos y creativos en las decisiones que toman. Y que realmente concientizar de lo que significa ser uno más del montón que hace exactamente lo mismo que el otro sin demasiado sentido.

Lo más interesante todavía “hagamos algo de solidaridad con todo esto… llevemos un alimento no perecedero”. Creo que son temas para conversar seriamente en familias porque “el hecho de hacer un acto de caridad o solidaridad no exime a nadie de sus responsabilidades”, como me decía la madre en estos días.

En esta reflexión que hacemos como sociedad tal vez es bueno que nos preguntemos: ¿De dónde nuestros jóvenes han aprendido y asimilado esta forma de ser y hacer las cosas? No nos escandalicemos, sino que realmente sea una oportunidad para reflexionar sobre las propuestas masificadoras que tenemos como sociedad... el sistema de boicot que ven en las calles… en nuestras oficinas públicas… en nuestras sesiones de las cámaras, cuando hay un desacuerdo de algún bloque sobre temas puntuales… Más de una vez nuestros niños y jóvenes son fiel reflejo de una sociedad…

Ojalá que hechos y propuestas como éstas nos ayuden a profundizar nuestras actitudes y conductas como sociedad toda y que siempre tomemos conciencia de la importancia de apostar por la educación de nuestros hijos – una educación que libera, sin masificar, un sentido solidario, pero sin descuidar de nuestras responsabilidades, una familia que dialoga, escucha y orienta a los niños y jóvenes, en cambio de regalar un celular para poder saber dónde está el hijo, una sociedad que genera propuestas creativas y sin esperar para encontrar culpables…

Es todo un desafío, pero vale la pena…

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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