21 de febrero de 2012

Cuaresma, tiempo de caridad y buenas obras

Estamos pronto a comenzar la Cuaresma. Un tiempo especial de reflexión, oración y vivencia plena de la caridad cristiana. Quisiera reflexionar sobre la carta de nuestro Santo Padre Benedicto XVI que nos invita a renovar nuestra fe en este tiempo de Cuaresma, para que no sea un tiempo que pase desapercibido sino que nos ayude a vivir una verdadera conversión hacia el amor y la caridad. 

Nuestro Papa, ha tomado la Carta a los Hebreos: “Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras” (10,24) para la reflexión cuaresmal de este año. Ella nos invita a acercarnos a Cristo en las tres virtudes teologales: acercarse al Señor “con corazón sincero y llenos de fe” (v. 22), mantenernos firmes “en la esperanza que profesamos” (v. 23), con una atención constante para realizar junto con los hermanos “la caridad y las buenas obras” (v. 24). 

Aunque es común en la actualidad que todo lo espiritual muchas veces se lo descarte como anticuado, demasiado piadoso y poco actual para la vida; creo firmemente que esta reflexión de nuestro Santo Padre es una verdadera ayuda para nuestro crecimiento espiritual y comunitario.

En primer lugar, desde la Palabra de Dios, el Sumo Pontífice nos invita a fijar nuestra atención en los hermanos. El tiempo de Cuaresma es un tiempo para detener  nuestra mirada en el “otro”; estar atentos los unos a los otros, ante las necesidades de nuestros seres queridos, de las personas a quienes servimos en la vida, de los más necesitados y carenciados de nuestra sociedad. Nos invita a superar ese egoísmo, que hace  centrar nuestra mirada hacia nosotros mismos, superar la indiferencia y el desinterés hacia los que sufren y padecen necesidades;  y hacernos cargo del otro. Hoy Dios nos sigue pidiendo que seamos “guardianes” de nuestros hermanos (cf. Gn 4,9), que entablemos relaciones caracterizadas por el cuidado recíproco, por la atención al bien del otro y a todo su bien. Nos invita a vivir plenamente el gran mandamiento del amor al prójimo que nos exige y urge a tomar conciencia de que tenemos una responsabilidad respecto al otro que es mi hermano, hacia quien he de cultivar una mirada de fraternidad, solidaridad, justicia,  misericordia y compasión.

Interesarse por el hermano significa abrir los ojos a sus necesidades. ¿Qué es lo que impide esta mirada humana y amorosa hacia el hermano? Con frecuencia son las riquezas materiales y la saciedad, pero también el anteponer los propios intereses y las propias preocupaciones a todo lo demás.

En este sentido nos invita a retomar la sana costumbre que ha quedado en el olvido: la corrección fraterna con vistas a la salvación eterna. Hoy ponemos el respeto por la privacidad tan alto que aun en el propio ámbito familiar solemos callarnos frente a la responsabilidad espiritual de corrección fraterna para con los hermanos. Es importante recuperar esta dimensión de la caridad cristiana. Frente al mal, no podemos callar. El verdadero profeta no sólo “anuncia” sino que también “denuncia”.

Este Cuaresma nos invita a  ser “guardianes” de los demás estando al lado de aquel que necesita del amor y la caridad. Ante un mundo que exige de los cristianos un testimonio renovado de amor y fidelidad al Señor. “Todos han de sentir la urgencia de ponerse a competir en la caridad, en el servicio y en las buenas obras” (cf. Hb 6,10).

¡Ojala que esta invitación hacia el amor y la caridad que hace nuestro Santo Padre nos ayude a significar y vivir plenamente esta Cuaresma 2012!

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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