30 de marzo de 2010

Vivir la Semana Santa

Estamos viviendo una semana muy especial como cristianos y bautizados. Hacemos memoria de la última semana de Cristo en la tierra que dio lugar a tantos acontecimientos que nos abrieron las puertas de la salvación para todos nosotros. Hoy quisiera que reflexionemos entorno a la importancia de esta semana, para que podamos contemplar profundamente los misterios de la fe.

Es importante cambiar nuestras miradas y tener una concepción acertada hacia el sentido y la vivencia de esta semana, porque estamos rodeados de un mundo secular en el cual muchos consideran esta semana como un tiempo de mero descanso y diversión. Pierde lo esencial de esta semana: que es vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Es un tiempo para orar y reflexionar. Es un tiempo para afianzar nuestra fe en familia. Para que nuestra vivencia de la Semana Santa sea plena la iglesia nos ofrece la hermosa oportunidad para participar en las celebraciones propias de este tiempo litúrgico: Desde el domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascua.

Domingo de Ramos: nos recuerda de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. En memoria de aquel día nosotros llevamos nuestras palmas a la Iglesia para que sean bendecidas en la Santa Misa del día.

Jueves Santo: En este día Jesús instituyó la eucaristía y el Sacerdocio, cuando estaba reunido con sus discípulos en la última cena. Nos dejó el mandato “hagan esto en memoria mía”, asegurando su presencia real en la iglesia a través de su Cuerpo y su Sangre. En la Última Cena Jesús nos da el gran ejemplo de servicio como modelo de vida para los cristianos a través del gesto de lavar los pies a sus discípulos. Nos enseñó que el verdadero amor es estar al servicio de los demás. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar, al Huerto de los Olivos.

Viernes Santo: La celebración de ese día conmemora la pasión y la muerte de Jesús. En todas las iglesias se reza el Vía crucis y conmemora la Pasión de Cristo. La adoración solemne de la cruz nos demuestra que es imprescindible abrazar la cruz para llegar a la gloria.

Sábado Santo o Sábado de Gloria: Es un día de fiesta por el paso de Jesús de la muerte a la Resurrección. Es una noche en el cual Dios nos sorprende… con el regalo de la esperanza, que seremos partícipes del gran misterio de la resurrección. En la celebración la fiesta de la Resurrección se acostumbra bendecir el fuego, el agua, los alimentos etc. para significar que con la resurrección de Cristo todo empieza de nuevo. Y es motivo de alegría y fiesta… los cirios encendidos nos recuerdan que Cristo es nuestra luz y nuestra esperanza que elimina toda tiniebla en nuestras vidas.

Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua: Es el día que nos reunimos como familia y como comunidad para celebrar el gran misterio de nuestra fe: Jesús venció a la muerte y nos dio la vida… Cristo nos ha abierto el cielo para vivir la alegría de la vida eterna.

Son tantos los misterios que recordamos en esta semana. Vivir la Semana Santa es dar este gran paso de la muerte a la vida. En primer lugar acompañando a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. En segundo lugar hacer honor a nuestra fe viviendo plenamente esta semana en familia… para que podamos renovarnos como personas y como familias… que haya más alegría y gozo en nuestros hogares… que revivamos esta profunda experiencia de amor de Cristo que se entregó en la cruz para nuestra salvación… que seamos capaces de amar profundamente la vida y nuestros seres queridos… que seamos personas capaces vivir la alegría pascual que nace del corazón.

Que la vivencia de esta semana nos llene de esperanza a nuestras familias cristianas…

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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