28 de febrero de 2012

Sonrisa, reflejo de Dios en ti

Al iniciar un nuevo año de trabajo y estudio hay personas que se asustan de lo pesado que es afrontar la vida con todas las responsabilidades y desafíos que esto implica. Cuando las cosas no resultan como deseamos, muchas veces nos desanimamos y en algunos casos muchos hasta se deprimen. Sin embargo, la mejor manera de afrontar los desafíos de la vida es con una sonrisa contagiosa, aun cuando las cosas no resulten tan favorables o como nos gustaría. A veces las sonrisas las reservamos solamente para la fotografías, para algún chiste o algún momento de relax. Es bueno pensar, ¿por qué no sonreír ante cada circunstancia de la vida? Sería un hermoso propósito que nos ayudará a cambiar la vida en este 2012.

Muchos filósofos, escritores y teólogos de todo el mundo, han visto en la sonrisa una parte esencial de nuestra vida, una forma de actuar y de brindarnos a los demás. “Sonríe, Dios te ama”, reza el autoadhesivo en el vidrio de muchos automóviles, que lo vemos cuando manejamos tensos y apurados. Muchas son las frases y proverbios conocidos sobre la sonrisa. Creo que es bastante cierta la frase que dice: “Cada vez que un hombre ríe, añade un par de días a su vida” (Curzio Malaparte). La verdadera sonrisa frente a complicadas situaciones, transmite vida nueva.


Por eso, si contempláramos la vida con objetividad nos daríamos cuenta de que la sonrisa tiene que ser para nosotros, como el aire que respiramos, una parte esencial para nuestra vida. No solo porque nos ayuda a sentirnos mejor, sino también para que nuestra presencia sea motivo de alegría para los demás. Y así lo expresa una frase que tal vez muchas veces hemos escuchado: “La vida es algo demasiado serio como para no tomársela en broma”. O la letra del humorista Quino: “Comienza tu día con una sonrisa y verás lo hermoso que es andar por allí desentonando con todo el mundo”.

La sonrisa debe ser también parte de nuestra oración. Cada vez que sonreímos pensemos en todas aquellas personas que no pueden sonreír por distintos motivos: por una enfermedad, por el fallecimiento de un ser querido, por la pérdida de un trabajo, por la falta de dinero, por la carencia de afecto y aprecio en la vida…

Si contamos el número de sonrisas que hemos distribuido cada día, sabremos cuántas veces hemos promovido alegría, satisfacción, ánimo o confianza en el corazón de los demás. Cuántas veces al acercarnos a una oficina pública, a algún funcionario, secretario o recepcionista nos complace ser recibidos con una sonrisa y con un trato amable, aunque salgamos del lugar sin que hayan resuelto el problema que fuimos a plantear. Es que a pesar del cansancio por sus largas horas de trabajo, ellos nos alegran con una sonrisa  y son motivo de distensión en el ajetreo de nuestra vida. Ojalá sea ésta la actitud con que respondamos a quienes se acerquen a nosotros en busca de una palabra de aliento, ante una necesidad material que nos soliciten o simplemente con aquellos que pasan a nuestro lado sin requerir nada de nosotros.

Pero al hablar tanto de la sonrisa, no confundamos el verdadero sentido de la sonrisa, ya que no se trata de vivir con una sonrisa falsa en todo momento. Por supuesto, ¡no es cuestión de ir sonriendo todo el día! Se trata de usar la sonrisa como una actitud de vida. Asumir la vida con buen humor, con una actitud positiva, y esto todos podemos lograrlo. Es llenarnos de esperanza aun en medio de los tormentos de la vida. Es despertar cada mañana con una hermosa sonrisa agradeciendo a nuestro Dios que nos ha regalado un día más de vida y vivir con una sonrisa a flor de piel, la que compartiremos con tantos hermanos que Dios ha puesto a nuestro lado para amar y servir.

A intentarlo, no cuesta y nos ayudará para que quienes se nos acerquen, vean detrás de cada sonrisa a ese Dios que nos ama porque entregó su vida por vos, por mí, por todo el mundo.

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

No hay comentarios.:

Publicar un comentario