10 de julio de 2012

El grito constante de ... ¡libertad!

Un ambiente festivo se apodera de nuestro entorno en un nuevo aniversario de la celebración de la independencia de nuestra patria. Pero creo que si bien es importante celebrarlo, nos debe interpelar cuál es el verdadero y significativo valor de la libertad.  Porque ha sido el gran sueño de tantos próceres de este bendito suelo argentino y que con tanto esfuerzo lo hicieron realidad. Sin embargo, hoy es responsabilidad de cada uno de nosotros mantener el optimismo y no ser indiferentes a todo lo que pasa a nuestro alrededor evitando ver ¡cuánto nos falta aun! para seguir construyendo un país independiente y libre de esclavitudes. 

Porque la libertad y la independencia no es un estado ya acabado, sino que es una tarea que nos compromete día a día. Es uno de los dones más grandes que tiene la persona, ya que Dios nos ha creado libres. Porque Jesús nos dice: “ Si ustedes permanecen fieles a mi Palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres” (Juan 8,31). Qué importante detenernos a pensar en sus palabras, porque el hecho de ser creado en y para la libertad muchas veces nos lleva a confusiones y ambigüedades. La verdadera libertad no es lo que “yo quiero”, sino tratar de ejercitar plenamente la libertad interior para ser dueño de mis propias decisiones, pero con respeto y responsabilidad. 

Todo ejercicio de la libertad tiene sus límites. Estamos limitados por la propia situación en la que vivimos como persona y como parte de una familia y una sociedad. Una libertad sin tener en cuenta a los demás es irreal. Uno es verdaderamente libre en la medida en que es capaz de vivir a pleno su propia realidad familiar, cultural y social. 

En este sentido todo sano ejercicio de libertad implica hacernos la pregunta esencial: ¿libertad, para qué? Nos invita a una mirada hacia el futuro para visualizar el mañana con esperanza y optimismo. Este camino de libertad también implica vivir sacrificios para lograr los grandes objetivos de la vida con compromiso y pasión. 

La libertad se hace fecunda cuando la persona desde su libertad personal asume tareas importantes y comprometidas para el bien de uno mismo y de toda la comunidad. Muchas veces cuando falta este sentido de trascendencia de nuestro ser, tendemos a caer en el vacío y en una vida sin sentido, porque lo que hace trascender la vida es el aporte que da cada uno a su entorno social y comunitario. La libertad adquiere sentido cuando tiene un para qué, cuando está al servicio de una causa, cuando se compromete por ella y en ella. 

Y en este sentido Jesús es el modelo y ejemplo de lo que significa ser “libres” realmente, libre del pecado. Su vida misma fue expresión de justicia y estaba libre de todo para hacer la voluntad del Padre.

Teniendo a Jesús como modelo, los invito a que revisemos nuestras conductas individuales y colectivas con la intención de descubrir modos de pensar, sentir, decir y hacer de manera más coherente y así lograr el bien común de todos los que somos parte de esta bendita tierra que nos cobija y ampara.

Porque cuando hablamos de “libertad” es bueno saber que en el fondo es una invitación para elegir libremente el bien. La verdadera libertad es un aporte cuando es una opción del bien. Como dice San Pablo en la carta a los Gálatas: “Hemos sido llamados a la libertad para el servicio a la comunidad en el amor”. Que la verdadera libertad de los hijos de Dios nos haga cada vez más personas de amor y servicio. Que en el día de la Patria renovemos nuestro compromiso de ser verdaderos defensores de la libertad, sembradores de paz y defensores de la justicia en esta Argentina que espera y necesita del aporte de todos sus hijos.


P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

No hay comentarios.:

Publicar un comentario