31 de julio de 2012

Vivir, a pesar de las listas

Cuando uno piensa en tantas cosas que debe hacer  y todo esto está aparejado muchas veces con la crisis económica que atravesamos, tendemos a desanimarnos. Creo que en medio de esta vorágine de cosas, lo importante es mirar la vida con calma y dejar que Dios vaya acomodando todo, más allá de nuestro deseo de perfección y apremio para que todo esté listo ya. 

Para ello, el primer paso que debemos dar para comenzar este segundo semestre, es pedir al Espíritu Santo la virtud de la “paciencia” y la gracia de un buen discernimiento para que podamos priorizar lo esencial, lo necesario, dejando de lado todo aquello que solamente nos quitan la paz interior. 

Y para lograr un claro discernimiento, quisiera que recordemos a San Ignacio Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, quien mucho nos enseñó sobre el buen discernimiento en medio de tantas incertidumbres de la vida. El discernimiento es un proceso esencial en la vida para que nuestras decisiones nos lleven a la verdadera libertad y gozo, la libertad que buscamos en todas nuestras acciones y compromisos. Por lo tanto, el discernimiento debe ser una actitud cotidiana, ya que todos los días debemos elegir y tomar decisiones. 

Siguiendo las enseñanzas de San Ignacio, ante toda decisión hemos de tener muy presente nuestros valores y principios. Muchas veces tomamos decisiones erradas porque no conocemos las verdaderas ventajas y consecuencias de nuestras decisiones y la superficialidad nos lleva al fracaso y frustración.  Para que esto no ocurra, es preciso tener actitudes humanas de discernimiento, lo que nos permitan escoger lo positivo, la felicidad y por principio, la vida. Esto nos parece que se da por hecho, pero también en el afán de elegir lo que es aparentemente bueno y necesario, muchas veces nos aliamos con lo que nos culpabiliza, nos disminuye o nos preocupa, en fin, quita nuestra verdadera libertad interior. 

Creo que ante las presiones que sentimos, por tener que cumplir largas listas de compromisos, es necesario poner una buena cuota de escucha para oír  la voz de la consciencia, en los momentos de oración personal,  poniendo todo en manos de Dios para que Él nos ayude a elegir y priorizar, y así dar pasos concretos hacia los verdaderos valores que nos sostiene.

Cuando somos capaces de hacer silencio interior, a pesar de tantos ruidos externos y escuchamos las mociones que nacen de lo más profundo de nuestro ser, podremos alcanzar la verdadera felicidad. Qué bueno que como persona, familia o sociedad practiquemos la virtud de un buen discernimiento frente a una agenda cargada de actividades, una lista larga de cosas que debemos cumplir, frente a tantos compromisos que muchas veces no nos permiten vivir lo esencial de la vida. Y de esto se trata: vivir la vida a pleno y no correr detrás de una larga lista de cosas “a cumplir”, logrando  el verdadero equilibrio entre el trabajo y el descanso. Solo así seremos capaces de compartir amor y alegría, logrando dialogar y amar la vida. A todos les deseo un buen comienzo y bendecido segundo semestre.
 
La ciudad tiene ya un nuevo dinamismo, es que iniciamos el segundo semestre y esto marca un nuevo comienzo en la vida de la sociedad. Al pensar en la segunda etapa del año, no puede evitar relacionarla con las interminables listas de cosas que se debe hacer: los padres de la lista de cosas que se debe pagar para el reinicio de las clases, con los útiles escolares para que los niños y jóvenes puedan estudiar en esta segunda mitad del año, la lista de compras de los supermercados, la lista de trámites sin concluir, etc, etc. Más de uno tendrá el deseo de que “el receso de invierno se prolongue un poco más”. 


P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

 

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