Estamos pronto a celebrar un nuevo
cumpleaños de la Patria, un acontecimiento que nos llena de orgullo como
ciudadanos, ya que recordar y celebrar su nacimiento nos recuerda el
valor sagrado de la libertad que nuestros antepasados han logrado para
futuras generaciones con mucho sacrificio, esfuerzo y hasta ofreciendo
sus propias vidas.
En 2013, una
vez más, cuando conmemoramos nuestra fiesta patria, creo que es bueno
dar una mirada objetiva hacia este hermoso don que Dios nos ha regalado,
de ser una patria libre. Hay muchos avances y seguramente hoy estamos
mucho mejor que hace 200 años.
Hemos
crecido como patria, han cambiado muchas cosas, tenemos un país
ordenado, un gobierno democrático, seguridad y protección, libertad de
expresión, etc., lo que uno valora y goza como ciudadano de esta patria
hermosa.
También vemos que en
medio de tantas cosas hermosas tenemos muchísimos hermanos que son
víctimas de la violencia, las injusticias, la pobreza, la desocupación y
la inseguridad.
La auténtica
libertad de los pueblos se mide por su capacidad de ofrecer a todos sus
miembros una vida digna y plena. Una vida de la que nadie es excluido y
en la que todos pueden gozar por pertenecer a una patria libre.
En
esta semana, en la cual celebramos el don de la libertad, es necesario
que nos comprometamos a trabajar para que este hermoso regalo de Dios
sea un gozo para todos los ciudadanos. Que nos haga personas cada vez
más generosas y capaces de pensar más allá de nuestras necesidades
particulares y personales.
Es una
invitación para trabajar en pos de tantos hermanos que sufren y también
desearían gozar lo hermoso que es ser libre: con un trabajo digno, con
más recursos para atender a su familia, con igualdad de posibilidades
para acceder a tantos beneficios de una patria libre. Es tarea y
responsabilidad de todos, multiplicar este hermoso don que Dios nos ha
confiado para que lleguen a todos los hermanos.
La
libertad que gozamos es fruto de luchas, esfuerzos sinceros y
generosos. Y esto nos invita a honrar la patria trabajando con
honestidad, con respeto por el otro y ocupándonos de los bienes comunes y
públicos de nuestra patria que son de todos.
Este
respeto y amor por el hermano necesitado, más allá de nuestras
necesidades circunstanciales, nos encaminará hacia la verdadera
libertad. Implica sencillamente un amor a la patria por encima de
nuestras necesidades particulares y un corazón grande para ver las cosas
más allá de “lo mío”.
Es una
oportunidad para que realmente profundicemos nuestro amor a la patria,
que nos enseña a vivir bien y ayudar en el crecimiento de los otros, que
son como nosotros, que merecen el amor como nosotros por ser personas y
compatriotas.
Recuerdo las
palabras de nuestro papa Francisco que nos animaba a asumir el amor a la
patria para que nos ayude “a fundar nuestra conciencia cívica y
política más honda y que, sobre todo, pide un corazón noble, nos hará
bien hoy, con coraje genuino, hacer un examen de conciencia y
preguntarnos en concreto sobre una realidad cotidiana que precisamente
es lo contrario al amor”.
Son
tantas cosas hermosas que una patria libre nos regala y ojalá que como
ciudadanos sepamos reconocer y valorar el don de la patria, sin entrar
en la negatividad, pero siendo críticos de la realidad para seguir
creciendo y afianzando; siendo generosos con nuestro propio trabajo y
actuando con honestidad para seguir construyendo una patria cada vez más
libre.
Que el rememorar y
festejar la Revolución de Mayo nos anime a generar una revolución de
generosidad, amor y entrega en favor de la patria y de los demás.
¡Feliz cumpleaños de la patria!
P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino
P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino
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