Estamos pronto a celebrar un nuevo
cumpleaños de la Patria, un acontecimiento que nos llena de orgullo como
ciudadanos, ya que recordar y celebrar su nacimiento nos recuerda el
valor sagrado de la libertad que nuestros antepasados han logrado para
futuras generaciones con mucho sacrificio, esfuerzo y hasta ofreciendo
sus propias vidas.
En 2013, una
vez más, cuando conmemoramos nuestra fiesta patria, creo que es bueno
dar una mirada objetiva hacia este hermoso don que Dios nos ha regalado,
de ser una patria libre. Hay muchos avances y seguramente hoy estamos
mucho mejor que hace 200 años.
Hemos
crecido como patria, han cambiado muchas cosas, tenemos un país
ordenado, un gobierno democrático, seguridad y protección, libertad de
expresión, etc., lo que uno valora y goza como ciudadano de esta patria
hermosa.
También vemos que en
medio de tantas cosas hermosas tenemos muchísimos hermanos que son
víctimas de la violencia, las injusticias, la pobreza, la desocupación y
la inseguridad.
La auténtica
libertad de los pueblos se mide por su capacidad de ofrecer a todos sus
miembros una vida digna y plena. Una vida de la que nadie es excluido y
en la que todos pueden gozar por pertenecer a una patria libre.