Todo inicio es un momento clave en la vida de las personas. En una carrera un buen arranque ya es casi una victoria. Seguramente frente al inicio de un nuevo ciclo lectivo tendremos muchas expectativas, temores, ansiedades… Todo comienzo implica una cierta inseguridad, pero también nos ofrece la novedad que será un gran aporte para nuestra vida.
Un buen comienzo indefectiblemente requiere de una claridad en las motivaciones y los objetivos para el año. Muchas veces no logramos grandes cosas porque la falta de motivación y por no saber hacia donde quiero caminar: ¿Cómo quiero terminar este año? Es fundamental que tengamos una respuesta para esta pregunta desde el primer día de nuestros estudios y trabajos. Por supuesto que este deseo ha de ser acompañado por un trabajo serio y sincero.
En el correr de los días mucho de los hermosos ideales se decaen por la falta de la fortaleza interior. Solamente podemos mantenernos firmes en nuestros propósitos si tenemos una vida espiritual – una vida de oración que nos oriente y que nos mantenga siempre en la misión correcta. La fuerza de lo Alto nos ayudará para enfrentar los desafíos del año… y a multiplicar los dones y talentos con que Dios nos ha bendecido.
Para empezar este nuevo ciclo lectivo San Pablo nos habla de las actitudes que nos debe de orientar y los frutos que hemos de producir: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley”.(Gal 5, 22-23).
Al inicio de toda actividad nuestra primera actitud ha de ser de alegría y gozo. El gozo de tener la oportunidad para empezar algo nuevo, a pesar de los desafío esto implica. Esta actitud positiva nos ayudará enfrentar las adversidades con buen humor y alegría.
La paciencia es una virtud que nos ayudará mantener la paz interior… para no desesperarnos frente a los problemas y la falta de los resultados inmediatos. Es bueno saber que los resultados dependen de la gracia de Dios y Él nos regalará con certeza. La impaciencia nos quita la posibilidad de trabajar con armonía.
El buen dominio sobre sí mismo debe ser un aspecto fundamental en nuestra vida. El éxito de la vida depende de una vida disciplinada y planificada, priorizando nuestras tareas y responsabilidades de cada día. Qué mejor que nuestros planes y programas podamos ofrecer a nuestro Dios en oración cada mañana y cada anochecer. Especialmente cuando existen problemas a nivel laboral, familiar, social, etc., para que Dios te utilice para resolverlos, centrando siempre en tus fortalezas.
La fidelidad y la perseverancia en nuestros planes y proyectos nos llevarán éxito final. Uno de las razones para el fracaso de muchos jóvenes y adultos es la falta de fidelidad y perseverancia. Muchas veces frente al cansancio y la monotonía hemos de sentirnos privilegiados para levantar de nuevo, estudiar, trabajar etc.
En todo esto llenarnos del amor de Dios y de nuestros hermanos nos sostenga siempre con el vínculo familiar y una sana comunicación entre sus miembros. El afecto y el amor compartido será la fortaleza para vivir con gozo y alegría a pesar de las adversidades de la vida cotidiana.
A todos les deseo un buen comienzo en este mes de marzo… Dios los bendiga
Un buen comienzo indefectiblemente requiere de una claridad en las motivaciones y los objetivos para el año. Muchas veces no logramos grandes cosas porque la falta de motivación y por no saber hacia donde quiero caminar: ¿Cómo quiero terminar este año? Es fundamental que tengamos una respuesta para esta pregunta desde el primer día de nuestros estudios y trabajos. Por supuesto que este deseo ha de ser acompañado por un trabajo serio y sincero.
En el correr de los días mucho de los hermosos ideales se decaen por la falta de la fortaleza interior. Solamente podemos mantenernos firmes en nuestros propósitos si tenemos una vida espiritual – una vida de oración que nos oriente y que nos mantenga siempre en la misión correcta. La fuerza de lo Alto nos ayudará para enfrentar los desafíos del año… y a multiplicar los dones y talentos con que Dios nos ha bendecido.
Para empezar este nuevo ciclo lectivo San Pablo nos habla de las actitudes que nos debe de orientar y los frutos que hemos de producir: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley”.(Gal 5, 22-23).
Al inicio de toda actividad nuestra primera actitud ha de ser de alegría y gozo. El gozo de tener la oportunidad para empezar algo nuevo, a pesar de los desafío esto implica. Esta actitud positiva nos ayudará enfrentar las adversidades con buen humor y alegría.
La paciencia es una virtud que nos ayudará mantener la paz interior… para no desesperarnos frente a los problemas y la falta de los resultados inmediatos. Es bueno saber que los resultados dependen de la gracia de Dios y Él nos regalará con certeza. La impaciencia nos quita la posibilidad de trabajar con armonía.
El buen dominio sobre sí mismo debe ser un aspecto fundamental en nuestra vida. El éxito de la vida depende de una vida disciplinada y planificada, priorizando nuestras tareas y responsabilidades de cada día. Qué mejor que nuestros planes y programas podamos ofrecer a nuestro Dios en oración cada mañana y cada anochecer. Especialmente cuando existen problemas a nivel laboral, familiar, social, etc., para que Dios te utilice para resolverlos, centrando siempre en tus fortalezas.
La fidelidad y la perseverancia en nuestros planes y proyectos nos llevarán éxito final. Uno de las razones para el fracaso de muchos jóvenes y adultos es la falta de fidelidad y perseverancia. Muchas veces frente al cansancio y la monotonía hemos de sentirnos privilegiados para levantar de nuevo, estudiar, trabajar etc.
En todo esto llenarnos del amor de Dios y de nuestros hermanos nos sostenga siempre con el vínculo familiar y una sana comunicación entre sus miembros. El afecto y el amor compartido será la fortaleza para vivir con gozo y alegría a pesar de las adversidades de la vida cotidiana.
A todos les deseo un buen comienzo en este mes de marzo… Dios los bendiga
P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino
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