24 de marzo de 2009

La vida, un derecho incorruptible

Junto a la fiesta de la ANUNCIACIÓN, celebramos el 25 de marzo, la Jornada del Niño por Nacer. Y es esta una nueva oportunidad para reflexionar sobre el verdadero valor de la vida, especialmente en estos tiempos modernos, en que a muchos preocupa las variadas problemáticas existentes como: superpoblación, crisis económica, nuevas culturas juveniles, vicisitudes matrimoniales, adicciones descontroladas. No obstante a pesar de todo lo que estamos viviendo, el día del niño por nacer, nos invita a comprometernos profundamente con la hermosa vocación de ser madre y padre, colaborando con nuestro Dios Creador a través de una paternidad o maternidad responsable.

Hoy más que nunca hemos de formular nuevas preguntas respecto a la vida y la continuidad de ella en nuestra sociedad. Como nos dice la encíclica del Papa Juan Pablo II Humanum Vitae :“El problema de la natalidad, como cualquier otro referente a la vida humana, hay que considerarlo, por encima de las perspectivas parciales de orden biológico o psicológico, demográfico o sociológico, a la luz de una visión integral del hombre y de su vocación, no sólo natural y terrena sino también sobrenatural y eterna. Y puesto que, en el tentativo de justificar los métodos artificiales del control de los nacimientos, muchos han apelado a las exigencias del amor conyugal y de una "paternidad responsable", debe ser una opción y decisión de toda la sociedad”.

La celebración de este día, nos recuerda que la vida, es el mayor de los dones, que hemos recibido de nuestro Dios y que tiene una dignidad inviolable e irrepetible. "Antes de formarte en el seno de tu madre ya te conocía, antes que tú nacieras, yo te consagré" Jeremías 1,5. Como sociedad responsable y civilizada hemos de dar importancia y valor asumiendo sus consecuencias. Además cuando hablamos de la vida humana desde la concepción, estamos haciendo referencia a una PERSONA, que necesita de nuestra colaboración para desarrollarse plenamente. Además tengamos presente que “El derecho a la Vida es el primer Derecho Humano”.

La iglesia nos propone como el mejor ámbito de desarrollo de esta vida humana el matrimonio y el seno de una familia, como célula básica de la sociedad y donde el niño crecerá en el amor, reconociendo la fuente del mayor amor y misericordia que es el mismo Dios Padre. En estos tiempos en que muchos temen el compromiso al amor y la fidelidad que se debe vivir plenamente desde el sacramento del matrimonio, creo que es fundamental que animemos y acompañemos a nuestros niños y jóvenes para que asuman plenamente las exigencias de un amor que implica compromiso y responsabilidad frente a la VIDA.

Ojalá que en todos los ámbitos de nuestra sociedad podamos dar un valor fundamental a la vida, como principio rector de todas nuestras actitudes. La vida humana no debe ser valorada en función de la profesión que se ejerce, del trabajo que se realiza, de las cosas materiales que se posee, sino por el amor y la entrega desinteresada en favor de la misma vida.

Que en esta cuaresma la entrega generosa de Cristo en favor de la vida, nos anime a amar, respetar y cuidar la vida hasta las últimas consecuencias, porque es el don más preciado que Dios nos ha regalado…y vale la pena cuidarla.

Con el auxilio de Jesús y de su madre, que lo concibió en su seno, y con el ejemplo de nuestra propia vida, será posible luchar en defensa de este ideal.

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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