14 de abril de 2009

Resucitó, ha vencido la muerte

Todavía resuena en nuestros oídos el saludo “Felices Pascuas de Resurrección”. Y realmente la pascua es una fiesta de alegría por que Cristo ha resucitado y es motivo que nos llena a todos los cristianos. Aunque hace años estamos celebrando la pascua es bueno que siempre volvamos a resignificar este gran acontecimiento en nuestra vida cotidiana. La pascua significa el paso de Dios – un paso que nos transforma y nos llena de su paz y alegría.

La resurrección de Cristo nos regala la paz: “paz a ustedes”, son las primeras palabras de Cristo resucitado a sus discípulos. Son palabras que significan mucho más que un simple saludo. Son palabras que significa una profunda experiencia de Dios, después de superar tantas situaciones rechazo, sufrimiento, fracaso, crucifixión y muerte. Son Palabras que significa que una profunda confianza en la victoria final y representa el sufrimiento transfigurado por el amor y la esperanza.

Este paso de Dios y la verdad de la resurrección de Cristo nos muestran el profundo sentido de la vida que no termina en esta tierra, sino que se extiende hasta la eternidad. Nos recuerda que estamos de paso y somos ciudadanos del cielo. La razón más fuerte para nuestra esperanza es el hecho que Jesús murió y al tercer día resucitó, quiere decir entonces que la muerte es el paso obligado a la resurrección, y nadie puede evitar este paso. Pero sí que estamos seguros que la vida de resucitados es una verdad que compartiremos todos.

La pascua de resurrección nos invita superar las tristezas y las oscuridades de la noche de vigilia y espera. La fuerza liberadora de la presencia de Cristo resucitado no es una historia, sino que es una realidad en la vida del cristiano que cree y espera con fe la venida del resucitado. Nos invita a transfigurar el presente con la fuerza del espíritu del resucitado. Y Jesús nos invita a permanecer en este espíritu. Muchas veces estamos inmersos en las oscuridades de la vida cotidiana, que no nos permite ver la Luz de Cristo. Hemos de esperar con fervor para que Luz de Cristo disipe nuestras tinieblas.

El mensaje redentor de la Pascua no es otra cosa que la purificación total del hombre, la liberación de sus egoísmos, de su sensualidad, de sus complejos; purificación que , aunque implica una fase de limpieza y saneamiento interior, sin embargo se realiza de manera positiva con dones de plenitud, como es la iluminación del Espíritu , la vitalización del ser por una vida nueva, que desborda gozo y paz - suma de todos los bienes mesiánicos -, en una palabra, la presencia del Señor resucitado. San Pablo lo expresó con incontenible emoción en este texto: "Si habéis resucitado con Cristo vuestra vida, entonces os manifestaréis gloriosos con Él".(Col 3,1-4)

Que Cristo Resucitado nos llene de su paz y gozo en estos tiempos difíciles. A todos les deseo de nuevo ¡Felices Pascuas de Resurrección!

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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