26 de mayo de 2009

Construyamos la Patria que Dios no regaló

Días atrás, hemos escuchado a través de los medios de comunicación, sobre la visita que el Papa Benedicto XVI realizó al medio oriente. En esta oportunidad el papa apoyaba con mucha fuerza el derecho del pueblo Palestino a tener una patria libre, donde todos puedan gozar de la seguridad, la paz y el reconocimiento territorial de parte de la comunidad internacional. Tanto el Papa como el presidente palestino, reconocieron y destacaron el derecho de los pueblos a tener su propia identidad y ser parte de una patria libre. Fue el deseo expresado abiertamente por el Santo Padre, para llenar a este pueblo de "ESPERANZA para un futuro en el que no haya ocupación, prisioneros, un muro y refugiados, sino coexistencia en la Tierra Santa”.

Creo que este gesto del Santo Padre y el deseo ferviente de estos pueblos del medio oriente, golpeados por tantos años de guerras, para vivir la libertad, puede ser punto de partida para nosotros que ya hemos iniciado los preparativos para la celebración del bicentenario de nuestra patria argentina. Además considero que es el momento oportuno para valorar este hermoso regalo de la patria que tenemos, asumiendo el rol que cada uno desempeña, y así seguir sumando y construyendo una patria libre y soberana, como lo soñaron aquellos patriotas de 1810.

Por eso, es importante reconocer que la patria es un regalo de Dios y que hemos de seguir colaborando, cada uno con su esfuerzo, para que éste lugar que el Padre bueno ha dispuesto para nuestra convivencia, sea un espacio de bendición, un ámbito donde se puedan vivir los valores del Evangelio para que el Reino de Dios esté presente.

Tal vez reflexionando profundamente y a pesar de tener una carta magna que sostiene la libertad y la democracia, seamos capaces de reconocer de que somos víctimas de tantas situaciones de esclavitudes como la pobreza, la marginación y la crisis de valores y socio-económica que se padece en muchos ámbitos de nuestra sociedad.

Para que se haga posible la verdadera libertad necesitamos un país basado en los principios de la honestidad, la justicia, la libertad, la solidaridad y el amor. Y todos debemos bregar para lograr el verdadero desarrollo, entorno a estos grandes valores, que deben unirnos y sostenernos.

Es por ellos que la patria debemos de llevarla en el corazón, y no sólo en sus símbolos y emblemas, sino que debe traducirse en actitudes y opciones de vida que contemplen a todos nuestros hermanos. La Patria es un verdadero regalo del Altísimo para que hagamos de ella un lugar donde se pueda vivir profundamente el amor de Dios.

La patria nunca está acabada. La recibimos como una herencia del esfuerzo de tantos próceres y la seguimos construyendo cada día, con la participación y esfuerzo de todos para que sea una verdadera gran familia, donde cada unos de sus integrantes sea respetado y valorado. Especialmente en estos tiempos preelectorales lucharemos para que reine un verdadero amor a la patria, tanto en nuestros dirigentes como en el pueblo todo, para que se pueda superar todo egoísmo en favor del desarrollo de todos sus habitantes.

Bueno sería que reine en toda nuestra patria el verdadero entusiasmo por seguir construyendo, para que seamos concientes de que pertenecemos a una nación donde todos somos hermanos y tenemos los mismos derechos.

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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