30 de junio de 2009

La vocación de servir

Hace poco me compartió un amigo una de las reflexiones del P. Zezinho titulado “nadie escapa a la vocación de servir” y me pareció muy oportuno que reflexionemos en estos días pos-electorales, entorno a la vocación de servicio, que es un compromiso de todos; los candidatos electos en las últimas elecciones legislativas para con la sociedad y cada uno de nosotros en nuestras tareas cotidianas.

Creo que es uno de los aspectos fundamentales de nuestra vida cristiana, en estos tiempos donde muchos tienden a vivir para sí mismos olvidándose de los demás. Para que podamos avanzar como provincia y país hemos de superar todo egoísmo y estar al servicio de los que más nos necesitan.

Todo bautizado está llamado para servir. Es nuestra vocación como cristianos. En esto el mismo Dios nos da el ejemplo “el hijo del hombre vino para servir y no para ser servido”. Es el ejemplo que hemos de imitar en todo momento. Que cada día de nuestra vida debe ser una oportunidad para servir; en la familia, en nuestros lugares de trabajo, frente a todos aquellos que necesitan de nuestro servicio.

El servicio implica esfuerzo y sacrificio. Todos somos frutos del servicio y sacrificio de alguien; primero de nuestros padres, nuestros maestros, nuestros amigos y colaboradores, y tal vez de tantas personas que ni nos imaginamos, aquellas que supieron ser distintos y supieron dar sin esperar, personas que han entregado sus vidas sencillamente para que otros la tuvieran en abundancia. Tenemos el ejemplo de la Madre Teresa de Calcuta y tantas otras personas que están cerca de nuestros. Es la actitud que ennoblece a la persona y que da un verdadero sentido a la vida.

En la vocación al servicio muchas veces nos invade el egoísmo. El querer guardar para uno mismo y no tener en cuenta el sentido de comunidad. Ojalá que tengamos en cuenta a tantas personas que sufren y que nunca perdamos el afán por sostener a tantos hermanos que padecen necesidad, como nos recuerda San Pablo “No se trata de que Uds sufran necesidad para que toros vivan en la abundancia, sino que hay igualdad” (2 Cor 8, 13). Ojalá que en nuestra patria podamos optar por esta igualdad que tanto necesitamos en estos tiempos de crisis económico y social.

El servicio es una obligación para el cristiano y va muy unido a una gran humildad. No se trata de sacar el rédito por tantas cosas que hemos hecho y pasar factura al otro por nuestra generosidad, sino que hacerlo con la convicción de que hemos sido simplemente al mandato de nuestro Maestro: “…cuando hayan hecho todo los que les mandé, digan: somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber” (Lc 17,10). Es el gran desafío servir sin esperar una recompensa, sino por la sencilla razón de servir.

Que Jesús el Maestro siempre nos recuerde y nos de fuerzas para seguir sirviendo en todo momento de nuestra vida, en cada tarea que nos toca hacer, que sea una oportunidad para servir y no una carga para cumplir. Es lo que nos llena de gozo en la vida. Es lo que nos dará el mayor sentido en nuestras vidas. Hemos sido fieles servidores hasta lo último. Tal vez no seremos dueños de grandes fortunas, pero sí dueños de grandes valores, y esto vale mucho.

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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