15 de febrero de 2010

La alegría de la vida

Empezar un nuevo año es una oportunidad para seguir avanzando en tantos proyectos y planes en la vida. Es un tiempo muy especial para llenarnos de entusiasmo y ganas para empezar de nuevos las cosas de la vida. Es una oportunidad para olvidarnos de tantas caídas y de centrarnos en las tantas oportunidades que se nos presentan.

Todo depende de la actitud con que asumimos el reto de la vida. Creo que uno de las cosas fundamentales para un buen inicio del año es una actitud positiva frente las cosas de la vida. Esta actitud positiva parte de la confianza plena en el anhelo de ser fecundos y útiles en la vida. Es mantener viva la esperanza de ser una persona de bien en todo momento, a pesar de las adversidades de la vida.

Muchas veces nos desanimamos frente a los desafíos de la vida porque nos centramos en tantas dificultades y tantas cosas que nos alejan del fiel cumplimiento de nuestros objetivos. El inicio de un nuevo año nos debe llenarnos de un deseo de hacer y ser una persona de bien para los demás. Hemos de centrarnos más bien en las bendiciones que Dios ha derramado en nuestras vidas y utilizarlas a favor de nuestros hermanos.

La alegría de la vida no se trata de vivir una vida sin problemas ni dificultades, sino que llenarnos de fuerzas para enfrentarlas. Es tener la valentía para poner en las manos de Dios la novedad de cada día que nos toca vivir. La vida nuestra debe ser una ofrenda de amor, aun en medio de los tormentos cotidianos. Es confiar plenamente en un Dios que nos ha enseñado a asumir plenamente las cruces de nuestra vida cotidiana.

Esta ofrenda produce un efecto precioso. Es que cada vez que se cruce alguna dificultad en el camino, en lugar de rebelarnos contra las adversidades nos dará fuerzas para encontrar el verdadero sentido de las cosas, y nos llenará de la fortaleza necesaria para seguir con ganas. Cada cruz y desafío será una gran oportunidad para participar en la Pasión de Cristo. Y seguramente si somos capaces de mirar la vida desde la fe muchas veces nos dará fuerzas la pregunta: Si Jesús tuvo que sufrir y lo aceptó, ¿por qué yo no? Los sufrimientos o las pequeñas preocupaciones nos despiertan y nos ayudan a estar más atentos a la totalidad de lo que nos ofrece la vida. Cada intento de evitar estos desafíos simplemente nos quitará la paz interior… y la mejor manera de superarlas es asumirlas plenamente y enfrentarlos sabiendo que Dios nos dará fuerzas para enfrentarlos.

Por eso, este año que estamos iniciando es bueno que hagamos las cosas con el simple gusto por hacerlas bien. No centremos nuestras vidas en escaparnos y evitar dificultades y sufrimientos… sino que vivamos la vida a fondo para que encontremos la verdadera alegría en asumir y superar las adversidades con la fuerza que viene de lo Alto. En todo esto qué bueno encontrar las bendiciones de Dios que seguramente nos llenará de alegría y gozo nuestras vidas: la presencia de nuestros seres queridos, tantos amigos que siempre están a nuestro lado, tanto amor con que Dios nos ha sostenido a través de los años… Es bueno también ofrecerle al Señor los momentos desagradables que puedan aparecer, para que Él nos sostenga y que nos regale un gran optimismo para enfrentar la vida… y que podamos encontrar la verdadera felicidad desde la calma y serenidad…

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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