12 de octubre de 2010

Maternidad, un don de Dios

Estamos próximos a celebrar el Día de la Madre; un día muy especial para reconocer y agradecer a Dios por la bendición de la vida de cada uno. No hay duda de que las madres son las colaboradoras de esta gran vocación de dar vida a tantos hijos. Es la oportunidad que tenemos para agradecer a nuestras madres con un saludo, demostrando con un gesto el afecto y aprecio que sentimos hacia ellas. Otros que ya no la tienen pues están en la casa del Padre celestial, hemos de llevar una flor a su tumba o frente al altar. Y quienes las tienen lejos de su lado, seguramente harán una llamada telefónica. Cualquiera sea la circunstancia que nos toque vivir, hemos de reconocer todo lo que ella nos han brindado sin esperar nada a cambio. Es necesario que tomemos un momento para reflexionar, especialmente quienes están aturdidos con recuerdos no tan gratos de sus madres o tal vez les cueste ver el gran sacrificio y esfuerzo que han puesto cada una de ellas para que hoy sean lo que son.

Aun en estos tiempos posmodernos, la figura de la madre sigue siendo la contención afectiva para tantos hijos de nuestra sociedad. Es así que muchas veces, tantas situaciones de desorden son por la falta de esta atención afectiva de las madres, en la familia. Como sociedad aun cuando hay tantos intentos de reemplazar esta figura materna, creo importante revalorizar el don de la maternidad que, sin duda, es una bendición para todos.

En primer lugar son co-creadoras junto a Jesús. La maternidad es un don de Dios para la humanidad y cada mamá tiene la bendición de participar en la obra creadora de Dios dando vida a tantos hijos e hijas.

Hoy en medio de tantas incertidumbres, quisiera presentar a todas las mamás, a la Madre María como ejemplo de vida. Y para ello quiero compartir lo que nos decía Juan Pablo II sobre “El papel de la mujer a la luz de María”.

“La figura de María recuerda a las mujeres de hoy el valor de la maternidad. En María podemos comprender el verdadero significado de la maternidad.

“El corazón materno de María, abierto a todas las miserias humanas, recuerda también a las mujeres que el desarrollo de la personalidad femenina requiere el compromiso en favor de la caridad. La mujer, más sensible ante los valores del corazón, muestra una alta capacidad de entrega personal.

“A cuantos en nuestra época proponen modelos egoístas para la afirmación de la personalidad femenina, la figura luminosa y santa de la Madre del Señor les muestra que sólo a través de la entrega y del olvido de sí por los demás se puede lograr la realización auténtica del proyecto divino sobre la propia vida.

“Por tanto, la presencia de María estimula en las mujeres los sentimientos de misericordia y solidaridad con respecto a las situaciones humanas dolorosas, y suscita el deseo de aliviar las penas de quienes sufren: los pobres, los enfermos y cuantos necesitan ayuda.

“En virtud de su vínculo particular con María, la mujer, a lo largo de la historia, ha representado a menudo la cercanía de Dios a las expectativas de bondad y ternura de la humanidad herida por el odio y el pecado, sembrando en el mundo las semillas de una civilización que sabe responder a la violencia con el amor”.

Que mamá María dé fuerzas a nuestras madres para que lleven a la integridad y santidad, nuestras familias a través de esta hermosa vocación maternal.

Que los dones de la Madre María, siempre acompañen a quienes tienen la misión de colaborar en la continuidad de la vida, y que sean capaces de decir como ella, “Señor, que se haga en mí según tu Palabra”.

P. Juan Rajimon

Misionero del Verbo Divino

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