19 de abril de 2011

Vivir Semana Santa

Estamos viviendo una semana muy especial como cristianos y bautizados. Revivimos la última semana de Cristo en la tierra, la que dio lugar a tantos acontecimientos que nos abrieron las puertas de la salvación. Hoy los invito a reflexionar entorno a la importancia de esta semana para que podamos contemplar profundamente los misterios de la fe.

El mundo secular en que estamos inmersos nos presenta a la Semana Santa como una semana de descanso, turismo y diversión, sin tener presente el verdadero sentido de este tiempo que es la de vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Es un momento especial para la oración y reflexión. Oportuno para afianzar nuestra fe en familia. Por eso para que nuestra vivencia de la Semana Santa sea plena y fecunda, la iglesia nos ofrece la hermosa oportunidad de participar en las celebraciones propias de este tiempo litúrgico: desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascua.
Domingo de Ramos: nos recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey, con cantos y palmas. En memoria de aquel día nosotros llevamos nuestras palmas a la iglesia para que sean bendecidas en la Santa Misa del día.

Jueves Santo: En este día Jesús instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio, cuando estaba reunido con sus discípulos en la última cena. Nos dejó el mandato “hagan esto en memoria mía”, asegurando su presencia real en la iglesia a través de su Cuerpo y su Sangre. En la Última Cena Jesús nos da el gran ejemplo de servicio como modelo de vida para los cristianos a través del gesto de lavar los pies a sus discípulos. Nos enseñó que el verdadero amor es estar al servicio de los demás. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar al Huerto de los Olivos.

Viernes Santo: En este día se conmemora la pasión y muerte de Jesús. En todas las iglesias se reza el Vía Crucis y conmemora la Pasión de Cristo. La adoración solemne de la cruz nos demuestra que es imprescindible abrazar la cruz para llegar a la gloria. 

Sábado Santo o Sábado de Gloria: Es un día de fiesta por el paso de Jesús de la muerte a la Resurrección. Es una noche en la cual Dios nos sorprende con el regalo de la esperanza, que seremos partícipes del gran misterio de la resurrección. En esta celebración de la Resurrección se acostumbra bendecir el fuego, el agua, los alimentos para significar que con la resurrección de Cristo todo empieza nuevamente. Y es motivo de alegría y fiesta; los cirios encendidos nos recuerdan que Cristo es nuestra luz y nuestra esperanza que elimina las tinieblas en nuestras vidas. 

Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua: Es el día que nos reunimos como familia y como comunidad para celebrar el gran misterio de nuestra fe: Jesús venció a la muerte y nos dio la vida, Cristo nos ha abierto el cielo para vivir la alegría de la vida eterna. 

Son tantos los misterios que recordamos en esta semana. Que ellos no sean parte de hechos históricos sino que nos ayuden a prepararnos para resucitar con Cristo. Vivir la Semana Santa es dar este gran paso de la muerte a la vida. En primer lugar acompañando a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. En segundo lugar haciendo honor a nuestra fe viviendo plenamente esta semana para que podamos renovarnos como personas y como familias para que haya más alegría y gozo en nuestros hogares; que podamos revivir esta profunda experiencia de amor de Cristo que se entregó en la cruz para nuestra salvación; que seamos capaces de amar profundamente la vida y a nuestros seres queridos para vivir la alegría pascual que nace del corazón. 

Que las vivencias de esta semana llenen de esperanza nuestras familias cristianas y que Jesús resucitado viva en nuestros corazones. 

¡Feliz Pascua de Resurrección!

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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