7 de junio de 2011

Querer la naturaleza, es cuidar el planeta

En el marco de la Jornada Mundial del Medio Ambiente que hemos celebrado el domingo es bueno reflexionar sobre la gran necesidad de cuidar nuestro medioambiente, la casa que nos cuida a todos. Muchas veces las preocupaciones de los gobiernos, nuestros propios reclamos, solamente apuntan al crecimiento y bienestar económico del momento. Creo que los signos de los tiempos que manifiesta la naturaleza, nos invita a dar pasos concretos hacia la preservación de la casa mayor, nuestro medio ambiente. 

En primer lugar, es una invitación para que nuestras políticas económicas nacionales e internacionales contemplen el desarrollo integral: crecimiento económico y bienestar de todos los sectores de la sociedad, medidas que impliquen la igualdad de la distribución y el uso responsable de la energía, los recursos naturales y el tratamiento de los desperdicios. 
Estamos tan acostumbrados al uso de lo descartable, que en la actualidad son pocos los que piensan en preservar el entorno. Hay una tendencia y hasta nuestros propios niños han sido formados con la mentalidad de comprar, usar y tirar. Y esta idea nos está invadiendo en todos las esferas de la vida. Es necesario que tanto la producción como el consumo sea una decisión responsable de las empresas y las familias. Ojalá que empecemos una búsqueda sincera de la calidad y la armonía de vida de todo nuestro entorno. Tal vez, ganaremos menos para hoy, pero sí ahorraremos mucho para el futuro. 

Muchas veces las discusiones en torno a estos temas tan delicados y comprometedores, suelen quedar en hermosos proyectos sobre escritorios y pocas veces llegan a concretarse. Pero también hemos de tener en cuenta que no todo debe ser propuestas que partan desde arriba, sino que hay muchas cosas pequeñas que cada uno puede empezar a ponerlas en práctica en la vida cotidiana y que nos ayudarán a cuidar nuestro medio ambiente. 

En nuestra provincia de Misiones, tan bendecida por la hermosa naturaleza de la que Dios la ha dotado, hemos de poner todo nuestro esfuerzo en primer lugar en cuidar nuestros árboles y plantas tanto en el hogar como en los espacios públicos. Hacer uso responsable para prescindir de tantas cosas superfluas que no son realmente necesarias en la vida. Esta actitud nos ayudará a contaminar mucho menos de lo que nos imaginamos. Es indispensable concientizar a nuestros niños y jóvenes de la urgente necesidad de cuidar los hogares, las escuelas, las calles de tantos deshechos que son colocados en cualquier lado. Con un pequeño esfuerzo seremos capaces de ordenar la vida de toda la sociedad en pocos años, y esto es posible ya que está al alcance de todos. 

Aunque muchos piensen que todo esto son problemas económicos, creo que tiene mucho que ver con la espiritualidad. Todo depende de la visión que tengamos del mundo y de nuestros hermanos. Como nos dice el papa Juan Pablo II nuestra actitud hacia la naturaleza, en una palabra, es la administración. En la Biblia estamos llamados a “cultivar y cuidar de” la Creación de Dios (Génesis 2,15). Creado a imagen y semejanza de Dios, se nos ha concedido el dominio sobre el resto de la Creación (Génesis 1, 26-28). Este dominio significa que tenemos la responsabilidad por el bienestar de la Creación de Dios. En este sentido hemos de cultivar y cuidar de la Tierra como lo hace Dios, con amor y sabiduría, siendo co-creadores suyos. 

Ojalá nuestro cambio de mentalidad como cristianos frente a tantos desastres ecológicos que estamos padeciendo sea a favor de soluciones ambientales sostenibles y perdurables a largo plazo.

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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