28 de junio de 2011

Responsabilidad cívica y unión

El domingo, en medio de un clima frío, pero de temperatura política altamente caliente, tuvimos la posibilidad de vivir una de las muestras más plenas del ejercicio de nuestro derecho como ciudadanos al poder elegir a los representantes que nos gobernarán y definirán el destino de la provincia y nuestra patria en los próximos años. Los días posteriores a las elecciones son, sin duda, de festejos para los que han ganado y de análisis para quienes no alcanzaron la meta de ganar las elecciones. 

Pero para todos quienes vivimos en esta querida tierra colorada, creo que es el tiempo adecuado para mirar las diferencias ideológicas, partidarias y centrarnos en lo que realmente nos debe unir como ciudadanos. Una nación unida solo es posible si priorizamos el bien común. Es un momento especial para rescatar los mejores talentos y dones poniéndolos al servicio de nuestra provincia y así seguir avanzando y creciendo cada día más. 

Para ello es fundamental que tengamos en cuenta los valores que se conjugan en la unión como la aceptación, ya que la unidad sólo es posible si admitimos la diversidad de todas las partes, es decir que para construirla debemos reconocer que no todos somos iguales. Será entonces prioritario aceptar las diferencias en favor de una provincia de inclusión para todos.
Además la unidad como provincia o como nación surge de la confianza que tenemos de ser hijos de una misma patria. Es común, en este contexto, ver las cuestiones que nos diferencian y distancian, por lo que es bueno reconocer que la unidad es un proceso, no un estado, por lo tanto hay que asumir el reto de sostenerla. Y esto es responsabilidad de todos los partidos políticos y en especial de quienes asumirán como gobernantes en los próximos años. 

La unidad va de la mano con la coherencia. Esto será posible en la medida en que seamos capaces de reconocer el “ser humano” detrás de las diferencias partidarias. La unidad es una elección, es el ejercicio de la libertad y, por otra parte, hay que poner todos los esfuerzos para ser leal a esa unidad nacional y no terminar en la dispersión ni en la división.

Unidad es comprometerse. Para que haya unidad debe mediar un compromiso. La creatividad y la inteligencia son necesarias para generar la ingeniería que conduzca a la unidad; es decir, integrar partes en un todo, conservando la singularidad de cada una. Ser creativo no es promediar, sino tener la inteligencia para que cada uno ocupe un lugar en esa unidad.

La justicia es el valor necesario para la unidad, por la idea de sostener y premiar aquello que consolida la unidad y castiga o condena lo que no la construye. Por lo tanto, hay un valor positivo en la unidad en cuanto es algo justo que se sustenta en el principio de equidad. Hay que tener una actitud de servicio a la unidad y no de servicio a una parte o a uno mismo.

Así también necesita de la generosidad de aportar, de dar y de compartir. Para la unidad hay que querer ser parte de ella, renunciando a la posesión del todo. Invocamos a Dios para que ilumine a nuestras nuevas autoridades a fin de que puedan construir juntos un país que basa su accionar en la Democracia y respetuoso del Estado de Derecho.

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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