25 de octubre de 2011

Gobernar desde la Palabra

Como país democrático hemos celebrado uno de los acontecimientos más importantes que marca nuestra libertad como ciudadanos de un país libre y democrático: las elecciones de los representantes que nos van a gobernar en los próximos años. Creo que cada elección en un país libre es un acto trascendental, porque define el rumbo de la nación, más allá del partido o candidato que asuma como gobernante. 

Así como es un acontecimiento feliz, también creo que es una gran responsabilidad para aquellos que asumen la tarea de conducir al pueblo hacia la verdad y el bien común. Quisiera reflexionar algunos aspectos importantes de un buen gobierno que nos manifiesta la Palabra de Dios. Hay tantas cosas al respecto que todos conocemos, pero sí es importante que la sabiduría de Dios sea la base de todo proyecto por más pequeño que sea, tanto a nivel personal como a nivel nacional.


El principio esencial que se requiere de un gobierno basado en la Palabra de Dios, es un gobierno con justicia y temor de Dios. La justicia y el sano temor de Dios ayuda a nuestros gobernantes a ser servidores del pueblo  como dice en la Palabra: “El que gobierne a los hombres con justicia, el que gobierne en el temor de Dios, será como la luz de la aurora, como la luz del sol en una mañana sin nubes, que hace crecer la hierba después de la lluvia” (2 Sam 23, 3-4).

El libro del Duteronomio nos marca los criterios esenciales que se deben considerar  para quienes se les encomiende los distintos puestos de gobierno: “Por lo tanto, escojan de cada tribu hombres sabios, inteligentes y experimentados, para que yo los ponga como jefes de ustedes...” (Deut 1, 13-15). La Palabra de Dios nos llama con este pedido a tener la sabiduría para elegir personas sabias, inteligentes, experimentadas, más allá de las afinidades partidarias, con el único fin de que puedan conducirnos hacia un verdadero crecimiento y desarrollo de la patria basado en el bien común. Un gobierno con sabiduría para administrar justicia y el buen orden que es la base de toda vida de sociedad, a favor de todos los ciudadanos, protegiendo a los que son justos y haciendo que la justicia sea un verdadero derecho de todos los ciudadanos, más allá de su condición socio-económica. El libro de Reyes nos señala al respecto: “Todo Israel se enteró de la sentencia con que el rey había resuelto el pleito, y sintieron respeto por él, porque vieron que Dios le había dado sabiduría para administrar justicia” (1 Reyes 3,28). 

Vemos como la Palabra inspira a todos los ciudadanos a bregar por un gobierno que se ponga realmente al servicio de la sociedad y no de unos pocos. Creo que el verdadero éxito en la democracia es posible cuando el gobernante siente la responsabilidad y se compromete a estar al servicio de la comunidad toda. Jesús nos orienta al respecto diciendo: “Como ustedes saben, entre los paganos hay jefes que se creen con derecho a gobernar con tiranía a sus súbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera ser grande entre ustedes, deberá servir a los demás, y el que entre ustedes quiera ser el primero, deberá ser el esclavo de los demás. Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir…” (Mc 10, 42-45)

Y cualquiera sea el resultado de los comicios todos nos sintamos comprometidos a trabajar para hacer de esta Argentina un país grande donde se haga realidad las Palabras del Señor: “Con el sudor de tu frente comerás tu pan hasta que vuelvas a la tierra” (Gen 3, 19). Quiera Dios bendecir a nuestra Patria con un gobierno al servicio de la comunidad y que sea capaz de llevarnos hacia el verdadero bien común, que tanto necesitamos.
 
P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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