18 de octubre de 2011

Los cambios... ayudan a crecer

Los cambios en la vida generalmente son causa de serios traumas que acarrean las personas. Sin embargo en la vida estamos permanentemente enfrentados a situaciones de cambios, que exige de nosotros una gran capacidad de adaptación. La historia de nuestro universo demuestra que las especies que sobreviven son aquellas que demuestran capacidad de adaptación a los cambios. Sin duda esto también es válido para la vida de los seres humanos ya que la felicidad y la alegría dependerá de la capacidad de afrontar los cambios y adaptarse a nuevas situaciones y circunstancias que nos presente la vida. 

La falta de esta capacidad de adaptación es la causa de grandes discordias, discusiones, desacuerdos en todos los ámbitos de la vida, y muchas veces es la causa de muchas separaciones y distanciamiento de los seres queridos y las amistades. 


La flexibilidad y la capacidad de adaptarse no evita conflictos y problemas en la vida, sino que permite tener la gran capacidad de escuchar al otro, observar el entorno que nos rodea y tomar una postura o una decisión inteligente que aporte a la comunión y a la armonía de la vida. Muchas personas frente a la necesidad de los cambios, rechazan lo que no está acorde a su forma de ser y pensar.

Los apegos excesivos a los lugares, situaciones y personas muchas veces no nos permiten avanzar en la vida y es un gran impedimento frente a los cambios que la vida requiere. Es una de las razones, por las cuales se abandonan hermosos proyectos de estudios, trabajos, emprendimientos de muchos jóvenes de nuestro tiempo. 

Frente a todo cambio la clave para aceptar con serenidad esta circunstancia es la capacidad de contemplar la vida y saber con claridad cuáles son nuestras fuerzas y hacia donde nos dirigimos. Cuando existe una verdadera motivación y una gran capacidad de adaptación a nuevas situaciones y formas de ser de las personas, notamos que se enriquece la vida. La clave de un buen diálogo es mantener una actitud permanente de apertura y de escucha hacia los demás.

La falta de flexibilidad frente a situaciones nuevas nos hace insensibles y con poca apertura al diálogo, deteriorando notablemente la convivencia tanto en la familia como en nuestros lugares de trabajo. El justo equilibrio entre los gustos y estilos personales con el de los demás y de las situaciones nuevas ayuda a la armonía de vida y mejora las relaciones interpersonales.

Nuestra capacidad de adaptación nos debe ayudar a ser personas íntegras en la vida, capaces de relacionarnos equilibradamente con nuestros seres queridos, con la sociedad y en el medio ambiente. 

Cada vez que estamos frente a nuevos cambio nos debe ayudar hacia una plena integración al nuevo medio, que nos toca. La verdadera madurez depende de nuestra capacidad de asumir los pequeños y grandes cambios de la vida con alegría y compromiso como parte de nuestro aprendizaje para adquirir nuevas experiencias y conocimientos que nos ayudarán a enfrentar las distintas situaciones cotidianas.

Otro fin de año se acerca, y es tiempo propicio para plantearnos nuevos proyectos y planes en nuestra vida, ojalá tengamos esta gran apertura hacia las novedades que la vida nos plantea y tengamos la capacidad de adaptarnos a estas nuevas situaciones. 
 
P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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