15 de noviembre de 2011

San Roque González en la “tierra de las maravillas”

Un acontecimiento de gran envergadura ocurrido en estos últimos días, marcó la historia de nuestra provincia. No es para menos, al tener una de las Siete Maravillas del Mundo. No hay duda que la bendición de Dios recayó en esta hermosa naturaleza misionera, que es codicia de tantas personas de todo el mundo que desean conocerlas. Si bien es cierto que somos parte de una de las Siete maravillas del mundo -gracias a las Cataratas del Iguazú- además los informes periódicos dan cuenta que ha sido importante el cuidado de este hermoso medio ambiente que Dios nos ha regalado. 

Pero no solo estas tierras son maravillosas, también hemos tenido “personas maravillosas” que en su paso han dejado “huellas” que sirvieron para animar nuestra fe como cristianos. En esta semana recordamos a San Roque González de Santa Cruz, quien al recorrer estas tierras luchó maravillosamente para sostener la cultura, la educación y la fe en las comunidades que formaban parte de estos territorios. Su gran personalidad y las virtudes que lo  elevaron a la santidad deben ser motivo de inspiración para todos nosotros. 


Roque González nació en Asunción (Paraguay), en 1576. Desde joven demostró una gran piedad por la Eucaristía; fue ordenado sacerdote a los 22 años, manteniendo un fervor ardiente por la causa de la evangelización. Su celo apostólico lo llevó a ser fundador de varias reducciones, especialmente en tierras de Misiones y de Paraguay. San Roque fue canonizado por Su Santidad Juan Pablo II en su visita al Paraguay, en la ciudad de Asunción, en mayo de 1988. Fue el primer Santo Paraguayo de gran inspiración para toda la humanidad.

Fue ¡gran amante de la Virgen María! Con ella conquistaba corazones para Cristo. Por eso la llamaba la “Conquistadora”. Se cuenta que muchas veces con sólo levantar el cuadro de la imagen de nuestra Señora, los indios admiraban la belleza de María y sin pronunciar palabras se convertían. Él nos invita confiar en la Virgen María, madre e intercesora de todos los bautizados. 


Su testimonio ardiente nos invita a ser mensajeros vivos de la Palabra de Dios, superando las adversidades de la vida desde la confianza y la fe en la misión de Cristo. San Roque González hoy nos anima a vivir con perseverancia, porque la lucha, el sufrimiento, la muerte,  todo tiene sentido si es por la gloria de Dios y para que su Reino llegue hasta los confines de la tierra. 

Su camino de santidad es un ejemplo para todos los cristianos. Él nos ha demostrado que es posible amar a Dios, entregando la vida por sus hermanos, especialmente por los más necesitados. 

La vitalidad y fortaleza de San Roque nos debe animar y dar fuerzas para seguir trabajando por tantos desamparados de nuestra sociedad: aquellos que viven en la indigencia, en la pobreza y condiciones inhumanas. Ellos también son nuestros hermanos y necesitan de nuestro vigor y aliento.

Que San Roque González de Santa Cruz nos regale este espíritu de lucha por un Reino de justicia e igualdad para todos, sostenidos por la cruz de Cristo en nuestras adversidades, fortalecidos por la eucaristía y protegidos por el manto de María. Y como dice la canción que por su  intercesión “traigas para estas tierras justicia y liberación y ojalá te podamos encontrar en cada pobre que sufre en Argentina y Paraguay”.

Que su testimonio nos convierta en personas maravillosas en nuestra fe, de entrega generosa, en el amor para con los demás, para que también hoy en esta “tierra maravillosa” siga habiendo cristianos “maravillosos” que se juegan por el anuncio del Evangelio.
 
P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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