20 de diciembre de 2011

¿Qué nos hace feliz en esta Navidad?

Ya estamos llegando al fin de un nuevo año y los preparativos navideños nos tienen bastante ocupados. Un buen cierre de las actividades del año, las cenas y festejos de fin de año, los regalos navideños, los preparativos para uno días de vacaciones cerca o lejos, etc., nos mantiene sumamente ocupados en este tiempo. Obviamente hay muchos motivos para agradecer a Dios y es bueno reconocer las bendiciones recibidas de sus manos y celebrar este hermoso regalo de la vida.

Pero también nos damos cuenta de que en medio de tantas ocupaciones y apresuramientos, estamos por celebrar un hecho muy especial: “La venida del Señor: el nacimiento de un salvador de toda la humanidad”. Pero este acontecimiento,  hay que significarlo para que no pase inadvertido y nuestros deseos de felicidad realmente sean desde el corazón.
La verdadera alegría de la Navidad no pasa por los excesivos preparativos externos que sin duda son importantes y necesarios, sino que depende de la preparación que cada uno haga en el corazón. Para la Virgen María la felicidad era producto de la elección que Dios hizo para con ella: ser la Madre del Salvador. “llena de gracia, el Señor está contigo”. Es el mensaje de alegría que recibe la Virgen María para la plenitud de la felicidad suya y de todo el mundo. 

Vivimos necesitados de un Salvador como en el tiempo de Jerusalén, donde la vida social, política, económica y religiosa exigía una transformación. El pueblo necesitaba de un Salvador que los liberara hacia la justicia, la paz y el amor verdadero. Y el Señor elige, para ser la madre del Salvador, a una mujer sencilla, entre tantos marginados del pueblo, quien vivía profundamente la confianza en la Divina Providencia. 

Elige a una virgen para que sea la madre, lejos de nuestras lógicas humanas, demostrando que no hay nada imposible para Dios. A menudo miramos la vida con nuestra lógica humana, que cada vez más va cerrando puertas a la gracia Divina. Los momentos de oración en este tiempo de adviento nos ayudan a fortalecer la confianza plena en un Dios que todo lo puede. Creo que la verdadera causa de nuestra alegría navideña tiene que ser la esperanza plena en un Dios que interviene en la historia humana. Un Dios que transforma tantas situaciones de injusticias, opresiones, falta de paz y alegría en el corazón. 

Ojalá que podamos llenarnos de esta esperanza que tuvo el pueblo de Israel, que nunca se dejó vencer por el desánimo, sino que confió plenamente en la promesa del Dios que envía un Salvador. La alegría de Navidad implica que seamos capaces de mirar más las promesas de Dios que nuestras propias miserias y carencias que siempre abundan. Tener la certeza de que Dios apuesta a los humildes y sencillos para cumplir su promesa de Salvación. Así como escogió a la Virgen María, seremos elegidos cada uno de nosotros, en el momento justo, para cumplir la misión de Dios. 

Así como la Virgen María fue saludada por el Ángel: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”, somos felices en esta Navidad porque Dios está con nosotros. Dios se hace presente en medio de nuestras miserias porque quiere transformar nuestro corazón con su  gracia divina. 

Que esta Navidad nos llene de esperanza en un Dios que viene a llenarnos con su amor, su paz y su alegría. 

¡Feliz Navidad!
P Juan Rajimon
Misioneros del Verbo Divino

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