12 de septiembre de 2012

Educar... es forjar personalidades


Hoy, al celebrar el Día del Maestro, es un día muy especial para homenajear a las personas que nos ayudaron a formarnos para la vida. Es una hermosa misión que sigue vigente más que nunca a pesar de tantos avances tecnológicos, porque la educación no es un simple compartir de información, sino que se trata de enseñar y formar discípulos para la vida. Por este motivo al docente resulta imposible reemplazarlo, más allá de que se pueda encontrar información en distintos medios, lo que no podemos hacer en ese ámbito donde el niño aprende a dar sus primeros pasos dentro de la sociedad es prescindir del  “Maestro” que actúa de guía y facilitador de tan importante aprendizaje.

En primer lugar, todos aquellos que han recibido esta hermosa vocación han de agradecer a Dios porque tienen la posibilidad de formar a nuestras futuras generaciones. La calidad de vida en el futuro dependerá de la pasión que se  ponga en esta tarea tan hermosa de educar y enseñar. 

Porque “educar” es prepararlos para vivir, a ser libre, a elegir libremente y ser dueño de la propia vida. No es cuestión solamente de memorizar cosas, sino que se trata de formar la personalidad de nuestros niños y jóvenes. La educación es un proceso en el cual el niño y el joven aprenden a vivir en una sociedad civilizada, según el ejemplo del maestro. 

Creo que hoy más que nunca hemos de rescatar la vocación del “maestro”, a pesar de las nuevas tendencias en las que se habla de  un “trabajador de la educación”. Como sociedad es fundamental que revaloricemos esta hermosa misión, priorizando nuestras escuelas, nuestros maestros y destaquemos la tarea y función educativa en nuestra sociedad como un bien preciado. 

Muchas veces escucho quejas y críticas hacia los maestros. Como estoy ligado a un colegio, tengo la posibilidad de encontrarme con muchísimas personas que tienen grandes ideas sobre la educación de sus hijos, encontrando siempre lo que le falta al maestro de su hijo/a. 

Más de una vez les digo que el Maestro Perfecto es el mismo Jesús. Todos los demás somos maestros aprendices, vamos creciendo y experimentando con la novedad que traen las nuevas generaciones. Es todo un desafío diario donde con los errores y desaciertos también el maestro sigue aprendiendo y sigue formándose para la vida. 

Considero que uno de los más grandes desafíos de la tarea educativa es  tomar consciencia de la grandeza de esta misión. Muchas veces vivimos en una sociedad fragmentada y altamente individualista y priorizamos únicamente la formación intelectual y el bien propio por encima del bien común. El aula sigue siendo un gran espacio de socialización de nuestros niños y jóvenes donde aprenden a insertarse, compartir y crecer en comunidad. 

Ojalá que la conmemoración del día del maestro nos ayude a revalorizar la tarea y el rol de la educación como una prioridad para toda la sociedad; para el maestro en esta misión tan hermosa de dar la “palabra” a tantos niños y jóvenes que forjan su personalidad; para las familias que deben apostar por una formación integral de sus hijos; para el Estado que debe priorizar una preparación adecuada de sus recursos humanos y la infraestructura necesaria para tal fin. Que juntos como sociedad siguiendo el ejemplo de nuestro buen maestro Jesús, sigamos fieles en esta misión de transmitir conocimientos, pero fundamentalmente educando en los valores esenciales para la edificación de la persona y la construcción de un mundo mejor. 

A todos los maestros y educadores “feliz día” y que Jesús, el maestro por excelencia, los llene de fortaleza y bendiciones.


P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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