Hoy, al celebrar el Día del Maestro, es un día muy
especial para homenajear a las personas que nos ayudaron a formarnos
para la vida. Es una hermosa misión que sigue vigente más que nunca a
pesar de tantos avances tecnológicos, porque la educación no es un
simple compartir de información, sino que se trata de enseñar y formar
discípulos para la vida. Por este motivo al docente resulta imposible
reemplazarlo, más allá de que se pueda encontrar información en
distintos medios, lo que no podemos hacer en ese ámbito donde el niño
aprende a dar sus primeros pasos dentro de la sociedad es prescindir del
“Maestro” que actúa de guía y facilitador de tan importante
aprendizaje.
En primer lugar, todos aquellos
que han recibido esta hermosa vocación han de agradecer a Dios porque
tienen la posibilidad de formar a nuestras futuras generaciones. La
calidad de vida en el futuro dependerá de la pasión que se ponga en
esta tarea tan hermosa de educar y enseñar.
Porque
“educar” es prepararlos para vivir, a ser libre, a elegir libremente y
ser dueño de la propia vida. No es cuestión solamente de memorizar
cosas, sino que se trata de formar la personalidad de nuestros niños y
jóvenes. La educación es un proceso en el cual el niño y el joven
aprenden a vivir en una sociedad civilizada, según el ejemplo del
maestro.
Creo que hoy más que nunca hemos de
rescatar la vocación del “maestro”, a pesar de las nuevas tendencias en
las que se habla de un “trabajador de la educación”. Como sociedad es
fundamental que revaloricemos esta hermosa misión, priorizando nuestras
escuelas, nuestros maestros y destaquemos la tarea y función educativa
en nuestra sociedad como un bien preciado.
Muchas
veces escucho quejas y críticas hacia los maestros. Como estoy ligado a
un colegio, tengo la posibilidad de encontrarme con muchísimas personas
que tienen grandes ideas sobre la educación de sus hijos, encontrando
siempre lo que le falta al maestro de su hijo/a.
Más
de una vez les digo que el Maestro Perfecto es el mismo Jesús. Todos
los demás somos maestros aprendices, vamos creciendo y experimentando
con la novedad que traen las nuevas generaciones. Es todo un desafío
diario donde con los errores y desaciertos también el maestro sigue
aprendiendo y sigue formándose para la vida.
Considero
que uno de los más grandes desafíos de la tarea educativa es tomar
consciencia de la grandeza de esta misión. Muchas veces vivimos en una
sociedad fragmentada y altamente individualista y priorizamos únicamente
la formación intelectual y el bien propio por encima del bien común. El
aula sigue siendo un gran espacio de socialización de nuestros niños y
jóvenes donde aprenden a insertarse, compartir y crecer en comunidad.
Ojalá
que la conmemoración del día del maestro nos ayude a revalorizar la
tarea y el rol de la educación como una prioridad para toda la sociedad;
para el maestro en esta misión tan hermosa de dar la “palabra” a tantos
niños y jóvenes que forjan su personalidad; para las familias que deben
apostar por una formación integral de sus hijos; para el Estado que
debe priorizar una preparación adecuada de sus recursos humanos y la
infraestructura necesaria para tal fin. Que juntos como sociedad
siguiendo el ejemplo de nuestro buen maestro Jesús, sigamos fieles en
esta misión de transmitir conocimientos, pero fundamentalmente educando
en los valores esenciales para la edificación de la persona y la
construcción de un mundo mejor.
A todos los maestros y educadores “feliz día” y que Jesús, el maestro por excelencia, los llene de fortaleza y bendiciones.
P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino
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