16 de octubre de 2012

El don de ser madre

El próximo domingo vamos a celebrar el Día de la Madre. Momento oportuno para reflexionar sobre el don de la maternidad en medio de una sociedad que cada vez tiene más necesidad de valorar y fortalecer esta misión tan hermosa de amor y entrega generosa. A todas las mamás queremos presentar a la Madre María como ejemplo de mujer, especialmente en ambientes difíciles en cuanto al acompañamiento de sus hijos.

La maternidad es un don de Dios. Y esto no puede limitarse a recordarlo nada más que una vez al año, sino que merece agradecer a Dios todos los días de nuestra vida por este hermoso regalo. Es una misión que va más allá de una simple tarea biológica, sino que la madre tiene este servicio de formar a tantos hijos en la fe y en la buena educación para que sean constructores activos de nuestra sociedad. Agradecer a Dios por el don de la maternidad también implica ser una familia, padre/madre o hijo/a agradecidos por el don de la vida y demostrarla en el afecto y aprecio compartido cada día en el hogar. 

El nombre de la madre es sinónimo de amor transformado, sacrificio y entrega generosa. Cada vez que llega este día, recuerdo con gran admiración a mi madre que hoy descansa en paz, tantos esfuerzos y sacrificios para criar a cada uno de sus hijos. Es por eso que creo que cada mamá tiene un sin fin de historias de sacrificio y lucha en este camino de acompañar a sus hijos. Ojalá que el homenaje de este día sea para realzar a cada una de ellas, incluso a quienes cumplen la doble función de ser papá y mamá, haciendo de sus hogares un pequeño santuario a la vida, escuelas de fe y verdaderos reductos de amor en medio de una sociedad conflictiva que presenta aspectos adversos al plan de Dios, sobre el matrimonio y la familia.

El Día de la Madre es un día dedicado a toda la familia. Es un homenaje a la plenitud del amor vivido y compartido en cada hogar. Nos invita a enaltecer el valor de una familia que forma y educa a sus hijos en un ambiente de familia cristiana. Cada mamá que dice “sí” a la vida y a la familia está siendo partícipe de la creación de Dios. Reconoce al autor de la vida y se hace partícipe de la plena realización del ser humano en su dignidad y grandeza. Ojalá que como sociedad podamos sostener aquellos valores morales que respetan el auténtico sentido de la familia, que ayudan a mejorar las condiciones de vida en los hogares.

En este día pedimos la bendición del Altísimo para todas las madres que de manera valiente han acogido la misión de albergar en ellas la vida de un nuevo ser, aunque a veces las circunstancias para ello no han sido fáciles. Agradecemos a Dios por la confianza plena en el autor de la vida y que nos enseña el valor de la esperanza en Él. Felicitamos a todas las mamás que han sabido recibir la vida, darla a luz, sostenerla y educarla con amor. 

No podemos dejar de experimentar el gozo de sentir también cerca de nosotros la ternura del corazón lleno de pureza y bondad de la Madre de Cristo, que él mismo nos entregó como verdadera madre al pie de la cruz (cf. Jn 19, 26-27). Que la madre María fortalezca a todas las mamás en tantas situaciones adversas que les toca vivir.

Y como sociedad ojalá que en este día podamos comprometernos a trabajar en la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural y a favor de la familia, apoyando y promoviendo proyectos de promoción de la mujer, de entusiasmo en el apostolado por la santificación de los hogares y por el testimonio del Evangelio.

Que Dios bendiga a todas las madres del mundo y que brille la luz que no tiene fin, para quienes ya han partido al encuentro con el Señor.



P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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