3 de octubre de 2012

Rosario significa “corona de rosas”

Octubre tiene una serie de recordaciones desde la mirada cristiana y una de ellas es el “Mes del Rosario”. 

La palabra Rosario significa “Corona de Rosas”. Nuestra Señora ha revelado a varias personas que cada vez que dicen el Ave María le están dando a Ella una hermosa rosa y que cada Rosario completo es una corona de rosas.

Todos sabemos que la oración es la fuerza del hombre y la debilidad de Dios. Por eso el mundo, la patria, necesitan de mujeres, hombres y niños que recen para que todos tengamos fe y recibamos la bendición y protección de Dios.

Y existe un misterioso instrumento, que está al alcance de todos, que posee una fuerza y un poder extraordinario: el Rosario.

 El Santo Rosario es considerado como la oración perfecta porque junto con él está aunada la majestuosa historia de nuestra salvación. Con su rezo, meditamos los misterios de gozo, de dolor y de gloria de Jesús y María. Es una oración simple, humilde como María. Es una oración que podemos hacer con ella, la Madre de Dios. Con el Ave María la invitamos a que rece por nosotros. Nuestra Señora siempre nos otorga lo que pedimos. Ella une su oración a la nuestra. Por lo tanto, ésta es más poderosa, porque María recibe lo que ella pide, ya que Jesús nunca dice no a lo que su madre le pide. En cada una de sus apariciones, la bendita Madre nos ha invitado a rezar el Rosario como un arma poderosa en contra del maligno, para traernos la verdadera paz. Con tu oración en unión con la de la Virgen María, puedes obtener el regalo de la conversión y cambio de corazones.  

El papa Juan Pablo II firmó el 16 de octubre 2002 la Carta Apostólica “Rosarium Virginis Mariae”, sobre el Rosario de la Virgen María, en la que introduce cinco nuevos misterios de Luz. Con esta oración se invocará especialmente la paz amenazada en el mundo y en la familia.

San Pio X pudo decir: “Dadme un ejército que rece el Rosario y vencerá el mundo”.

La Santísima Virgen en sus apariciones ha pedido y pide: penitencia y oración y su oración favorita es el Santo Rosario.

Ella misma se lo reveló a Santo Domingo Guzmán, cuando le entregó un Rosario y le dijo: “Domingo, ve a predicar a todas partes mi Rosario, te lo encomiendo a Ti y a todos tus seguidores. El Rosario será remedio pronto y eficaz contra los males de la humanidad”.

La Santa Iglesia recibió el Rosario en su forma actual en 1214 de una forma milagrosa: cuando Nuestra Señora se apareciera a Santo Domingo Guzmán y se lo entregara como un arma poderosa para la conversión de los herejes y otros pecadores de esos tiempos. Desde entonces su devoción se propagó rápidamente alrededor del mundo con increíbles y milagrosos resultados. 

Pero no obstante esta entrega, la Virgen en sus distintas advocaciones y especialmente como nuestra Señora  de Fátima, en su aparición a los tres pastorcitos en Cova de Iría, Portugal dijo: “Recen el Rosario todos los días... Recen, recen mucho y ofrezcan sacrificios por los pecadores. Yo soy Nuestra Señora del Rosario. Solo yo seré capaz de ayudarlos. Finalmente mi Inmaculado Corazón triunfará”.

El paso del tiempo, las costumbres modernas y la innovación de formas de oración, no pueden dejar de lado el rezo del Santo Rosario. De hecho, los Santos Padres y los Santos han tenido una profunda devoción a este sacramental, nosotros, como católicos y como amantes de la Reina del Cielo, hemos de ser fervientes devotos del Rosario. Que la recitación piadosa y consciente del Santo Rosario, nos traiga la paz al alma y nos una más estrechamente a María para vivir auténticamente nuestro cristianismo. 

En la actualidad, después de la Santa Misa, el Rosario es, quizás, la devoción más practicada por los fieles y  los católicos han experimentado y siguen experimentando día a día los extraordinarios favores divinos que otorga esta santa devoción. Vale además recordar las palabras de Juan Pablo II: “La familia que reza unida, permanece unida”. Que estas reflexiones nos ayuden a ser fervientes devotos  de esta práctica religiosa.


P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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