Estamos en tiempo de
vacaciones. Muchos han podido realizar un viaje para desconectarse del
trabajo y rutina de todo un año, descansando lejos de todos los
compromisos, para volver renovados y comenzar nuevamente con todas las
exigencias. Otros tantos aprovechan este tiempo de descanso para
disfrutar de la vida familiar en sus hogares. Creo que más allá de que
viajemos o no, es necesario que el tiempo de vacaciones sea realmente de
descanso y renovación interior.
Más allá de lo
que se haga, creo que lo que enriquece este tiempo de vacaciones es
hacer las cosas en familia y lograr un sano compartir entre todos,
fortaleciendo los vínculos interpersonales. Es un momento para educar a
los hijos en el sentido de la responsabilidad y en cuanto a la necesidad
de compartir.
Otro aspecto
fundamental de nuestro tiempo de vacaciones es la actitud de curiosidad y
las ganas de conocer cosas nuevas, distintas. Creo que es esta
predisposición hacia lo novedoso lo que nos llena de pasión y entusiasmo
durante este tiempo. Es algo fundamental y esencial para la vida humana
que nunca hay que perder. Tal vez no se pueda realizar un largo viaje,
pero sí todos podemos practicar esta actitud en este tiempo de
vacaciones.
Una actitud de
curiosidad para descubrir lo hermoso que es compartir en familia,
conocer a nuestros seres queridos creando momentos de diálogo sincero y
de compartir proyectos y sueños.
Es
un momento especial donde tenemos la posibilidad de hacer un viaje a
nuestro interior para escucharnos a nosotros mismos. Tal vez hace
bastante que no tenemos tiempo para escuchar a nuestra mente y corazón.
Lo que nos llena, lo que nos entristece, lo que nos hace “rabiar” o lo
que realmente nos hace felices en la vida. Crear momentos de silencio
interior y meditación, es un paso esencial para este conocimiento
personal.
También esta curiosidad
del viajero podemos aplicar en nuestra propia casa con el interés de
aquel que quiere descubrir algo nuevo, conocer algo nuevo, crear algo
nuevo y generar un nuevo orden a las cosas. Qué lindo sería que cada vez
que abramos la habitación, los armarios, los cajones, sean motivos de
inspiración para nuestra vida.
Considero
que sería un hermoso aporte para la vida si estas vacaciones nos
ayudara a vivir la cotidianidad de una manera distinta, con mucho
entusiasmo y con ganas.
Llenarnos
de la actitud curiosa del viajero frente a las cosas más simples y
sencillas de la vida para que tantas cosas que consideramos como pesadas
cargas sean pequeños desafíos a superar con alegría y pasión. Que en la
cotidianidad sepamos descubrir nuevas sensaciones y alegrías con una
actitud de apertura hacia la novedad de Dios y de la vida, sabiendo que
lo importante no es dónde se va, sino cómo se va…
Que
disfrutemos de aquello que está a nuestro alcance, sabiendo que nos
ayudará a recobrar las energías necesarias para vivir el desafío de este
nuevo año con alegría y deseos de superación.
P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino
P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino
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