26 de febrero de 2013

El desafío de educar...

Estamos iniciando un nuevo ciclo lectivo en un año de crisis con bastante incertidumbres: la inflación, los cortes de calles, las discusiones salariales, el problema de la repitencia, los nuevos métodos de enseñanza en un mundo tecnificado y globalizado. Todo esto hace que nuestro escenario educativo de 2013 sea un verdadero desafío que involucra no solo al ámbito educativo sino a toda la sociedad. Y sin duda es el momento oportuno para que tomemos conciencia de la importancia de la educación como base de toda sociedad. 
 
En primer lugar, más allá de las cuestiones particulares, creo que al iniciar un ciclo lectivo, hemos de reconocer el valor de la educación como esencial para la formación personal, profesional y cultural de nuestra sociedad. César Gaviria, ex presidente colombiano y ex secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) decía: “El problema de la desigualdad en América Latina no es un problema de crecimiento económico, sino de la educación”. La pobreza y la desigualdad se resuelven con la educación. Creo que es un desafío para la educación actual.  
 
La educación no debe considerarse como un gasto, sino como una inversión. Las largas colas a las que deben someterse los padres en las librerías para la compra de los útiles y los esfuerzos que hacen los organismos públicos para que todo esté listo para empezar un ciclo de aprendizaje es una inversión a la vida y a la cultura que no tiene precio. Creo que esta concepción cambiaría muchas de nuestras inquietudes.
 
 
La educación no sólo se trata de aprender las distintas materias que se enseñan, sino que los niños y jóvenes más aprenden de nosotros los adultos en cuanto a su formación de la personalidad. Ojalá junto a todos los esfuerzos que hacemos podamos dar un verdadero testimonio de vida; siendo personas respetuosas con los derechos de los demás, sosteniendo una coherencia de vida, asumiendo actitudes pacíficas para resolver nuestros conflictos interpersonales, aprendiendo a dialogar más para que podamos crecer como una sociedad madura y adulta. 
 
La educación no se trata simplemente de aprobar o desaprobar, sino que ha de ser considerada como una tarea creadora, en la que se construye y reconstruye conocimientos, pero, principalmente, en la que nos hacemos y nos rehacemos como personas, como sujetos capaces de pensar, de sentir, de hacer, de transformar. Es ahí donde la educación es un verdadero desafío que nos lleva a pensar más allá del aprendizaje de un bagaje de contenidos curriculares. 
 
Lo que nos toca a la escuela y a las familias es generar condiciones para el aprendizaje crítico desde un profundo compromiso por parte de toda la sociedad, para que nuestros niños y jóvenes crezcan con un sentido crítico y que sean capaces de superar el conformismo y pasar hacia una verdadera búsqueda del saber. De ahí que el rol de un educador de nuestro tiempo es de ser facilitador de los conocimientos, presentando constantes desafíos para que el alumno llegue a adquirir los conocimientos científicos y una verdadera formación integral para la vida. 
 
Ojalá que quienes hemos elegido la hermosa vocación de ser docente, asumamos con seriedad la función de enseñar y educar, logrando así que cada conocimiento impartido sea un encanto para los niños y jóvenes desde la creatividad y la pasión por la tarea de sembrar en la mente de quienes nos confían. 
 
Que el inicio de un nuevo ciclo lectivo sea otra oportunidad para generar las mejores experiencias de enseñar y aprender… Además que quienes tienen la responsabilidad de bregar por una educación integral accionen los mecanismos necesarios para que los ámbitos educativos sean óptimos y alcancen las condiciones necesarias para que los niños y jóvenes se sientan atraídos por las propuestas que las escuelas les ofrecen. 
 
Padre Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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