Con gran alegría y esperanzas
renovadas, concluyó la visita del papa Francisco a Brasil, donde
compartió y movilizó a miles de jóvenes de todo el mundo, dando un nuevo
impulso a la Iglesia y a todos los bautizados.
Sin
duda esta visita, en primer lugar, nos invita a una fidelidad al
Evangelio y a la consagración. El papa Francisco con sus profundas
raíces de la espiritualidad ignaciana nos llama al anuncio de Cristo,
desde la humildad y la sencillez, demostrando en sus propias actitudes y
estilo de vida, alejándose de los protocolos que nos distancian de las
personas y del mundo real. Opta por hacer una verdadera visita pastoral
estando cerca del que necesita, de los marginados y de los que sufren.
El anuncio de la buena nueva es para todos y no para unos pocos.