10 de septiembre de 2013

“Queremos un mundo de paz”

Queremos un mundo de paz”, fue el grito del papa Francisco, pidiendo a la comunidad internacional para que haya búsqueda de paz y no más violencia para alimentar el negocio y los intereses de unos pocos. Es bueno que reflexionemos sobre esta hermosa carta del Papa, pidiendo que no haya más guerra ni violencia en el Medio Oriente, en Siria. 
 
Es muy común que leamos en los periódicos y miremos en los noticieros tantas realidades de inestabilidad, conflictos, violencias, etc., a los que nos vamos acostumbrando a vivir en medio de tanta anormalidad como si la vida fuera así, llena de atropellos, injusticias y falta de compasión para con el otro. Son tan pocas las veces que tenemos momentos sin estas noticias que nos conmueven, que simplemente sentimos que la paz es la ausencia de violencia, guerra o conflictos. En el fondo la palabra paz es sumamente positiva y tiene que ver con un estado personal y social donde uno encuentra equilibro, estabilidad y unidad. Un momento y espacio donde puede vivir y desenvolverse como persona humana en su plenitud.
 
A nivel personal, la paz tiene que ver con el estado interior de quien vive una vida desde lo positivo, sin los sentimientos negativos de la ira, odio, resentimiento, etc. Creo que una sociedad sana se conforma cuando hay muchas personas que viven este estado de paz y armonía interior y cada ser aporta para la paz social. 
 
Atentos a la invitación de nuestro Papa, en primer lugar creo que cada uno de nosotros hemos de aprender a resolver los conflictos y diferencias, que son parte de la vida, desde el diálogo, el respeto y el consenso. Toda violencia genera más violencia y nunca nos lleva a la verdadera paz. 
 
Hemos de luchar por una sociedad sin divisiones, por tantos conflictos y enfrentamientos donde ganan unos pocos y pierden todos los demás, poniendo como ideal de la vida, la verdadera paz tanto en la familia como en la sociedad.
 
Para que haya verdadera paz, el papa Francisco nos invita a escuchar la voz de la consciencia, donde seguramente percibiremos la voz de Dios que impulsa hacia el amor y el encuentro fraterno con el hermano más allá de las diferencias culturales, sociales e ideologías políticas. 
 
“El uso de la violencia nunca trae la paz. La guerra engendra guerra, la violencia engendra violencia. Con toda mi fuerza pido a las partes en conflicto que escuchen la voz de la propia conciencia, de no cerrarse en los intereses propios, pero que miren al otro como a un hermano y que tomen posición con decisión el camino del encuentro y del negociado, superando la ciega contraposición”.
 
Frente a las amenazas de guerra, el Papa nos invita a que haya esfuerzos sinceros de parte de cada uno para promover, iniciativas claras por la paz basadas en el diálogo y la negociación. Creo que la invitación del Papa es un reto para cada ser humano: que seamos buscadores de la paz, desde el diálogo y el consenso. Y que entre todos logremos una sana convivencia en la justicia y en el amor. 
 
Como dice el mismo papa Francisco: “No es la cultura del enfrentamiento, la cultura del conflicto, la que construye la convivencia de los pueblos y entre los pueblos; sino aquella: la cultura del encuentro, la cultura del diálogo, este es el único camino hacia la paz. El grito de paz se eleve alto para que llegue al corazón de todos, y todos depongan las armas y se dejen guiar del anhelo de paz”.

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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