4 de junio de 2014

Camino de paz

Nuestra provincia se vio sacudida en los últimos días por hechos de inexplicable salvajismo que asemejan a las  tantas situaciones de violencia que a diario aparecen en los periódicos como reflejo de lo que acontece en distintos lugares del mundo. Y estos hechos nos deben hacer reflexionar sobre la importancia de buscar caminos de diálogo y paz ante los conflictos y problemas que son parte de la vida. 
 
Creo que es necesario que tomemos consciencia del continuo y desmedido crecimiento de situaciones conflictivas y de brusquedad que aparecen en nuestro entorno, en los últimos tiempos. En este sentido como dicen nuestros obispos, la sociedad está enferma de violencia e inseguridad y donde la paz y la armonía son bienes poco fáciles de encontrar. Estamos acostumbrados a convivir con actos de violencia desde el seno de la propia familia, el destrato verbal, los insultos, la violencia escolar y distintas situaciones a las que muchas veces nos hemos acostumbrado…
 
El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, en ocasión de la presentación del documento “Felices los que trabajan por la paz”, comento que aumentó la cantidad y la gravedad de los hechos delictivos: “Hay una mayor agresividad. El homicidio nunca es explicable, pero menos cuando sucede para robar un auto o unas zapatillas. Hay un clima de agresividad creciente y de ferocidad mayor en el cometido de los delitos, y a veces viene ligado a situaciones de consumo de drogas o al narcotráfico”.
 
Ante tantas situaciones de provocación, es importante que busquemos caminos de paz para aprender desde pequeños a resolver nuestros conflictos y problemas en un clima de diálogo y comprensión. El valor del diálogo en la familia, en la escuela y la sana costumbre de aceptar las diferencias son pasos esenciales para encontrar la paz. Para que haya verdadera paz, hemos de practicar actitudes correctas hacia la vida. Sin caer en un posición evasiva de los problemas, hemos de aprender a aceptar los problemas que encontramos en nuestro diario vivir,  buscando soluciones pacíficas; lo que contribuirá al crecimiento armónico de las personas.
 
Tener buenas y sanas costumbres desde pequeño, es otro aspecto importante en la búsqueda de la paz. Acostumbrarnos a respetar al otro, a las normas y leyes que rigen en nuestra sociedad son también caminos alternativos de resolución de conflictos. Y obviamente, tenemos también la responsabilidad como adultos promover una sociedad con leyes justas y equitativas.
 
A menudo la falta de paz interior está relacionado con la ausencia de un norte no muy claro para la vida. Cuando el hombre pone su prioridad solamente en lo material se pierde el gran valor de la vida. Uno de los pasos esenciales para lograr la paz interior es simplificar la vida exterior. Muchas posesiones innecesarias son cargas que quitan la paz. Además muchas personas viven recargadas no sólo de posesiones innecesarias, sino también de actividades sin sentido. Esas vidas recargadas se convierten en vidas inarmónicas y requieren ser simplificadas.  Los deseos y las necesidades deben ser lo mismo en la vida del ser humano y cuando eso ocurra habrá un sentido de armonía entre el bienestar interior y el exterior. Esta armonía es necesaria no sólo en la vida individual sino también en la vida colectiva.
 
Ante esta preocupante realidad es imprescindible que demos pasos importantes para recuperar la paz social desde el amor y la solidaridad, preocupándonos además por alcanzar lo indispensable para vivir,  a través de nuestro esfuerzo cotidiano.

P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino

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