Queremos un mundo de paz”, fue
el grito del papa Francisco, pidiendo a la comunidad internacional para
que haya búsqueda de paz y no más violencia para alimentar el negocio y
los intereses de unos pocos. Es bueno que reflexionemos sobre esta
hermosa carta del Papa, pidiendo que no haya más guerra ni violencia en
el Medio Oriente, en Siria.
Es
muy común que leamos en los periódicos y miremos en los noticieros
tantas realidades de inestabilidad, conflictos, violencias, etc., a los
que nos vamos acostumbrando a vivir en medio de tanta anormalidad como
si la vida fuera así, llena de atropellos, injusticias y falta de
compasión para con el otro. Son tan pocas las veces que tenemos momentos
sin estas noticias que nos conmueven, que simplemente sentimos que la
paz es la ausencia de violencia, guerra o conflictos. En el fondo la
palabra paz es sumamente positiva y tiene que ver con un estado personal
y social donde uno encuentra equilibro, estabilidad y unidad. Un
momento y espacio donde puede vivir y desenvolverse como persona humana
en su plenitud.
A nivel personal,
la paz tiene que ver con el estado interior de quien vive una vida desde
lo positivo, sin los sentimientos negativos de la ira, odio,
resentimiento, etc. Creo que una sociedad sana se conforma cuando hay
muchas personas que viven este estado de paz y armonía interior y cada
ser aporta para la paz social.
Atentos
a la invitación de nuestro Papa, en primer lugar creo que cada uno de
nosotros hemos de aprender a resolver los conflictos y diferencias, que
son parte de la vida, desde el diálogo, el respeto y el consenso. Toda
violencia genera más violencia y nunca nos lleva a la verdadera paz.
Hemos
de luchar por una sociedad sin divisiones, por tantos conflictos y
enfrentamientos donde ganan unos pocos y pierden todos los demás,
poniendo como ideal de la vida, la verdadera paz tanto en la familia
como en la sociedad.
Para que haya
verdadera paz, el papa Francisco nos invita a escuchar la voz de la
consciencia, donde seguramente percibiremos la voz de Dios que impulsa
hacia el amor y el encuentro fraterno con el hermano más allá de las
diferencias culturales, sociales e ideologías políticas.
“El
uso de la violencia nunca trae la paz. La guerra engendra guerra, la
violencia engendra violencia. Con toda mi fuerza pido a las partes en
conflicto que escuchen la voz de la propia conciencia, de no cerrarse en
los intereses propios, pero que miren al otro como a un hermano y que
tomen posición con decisión el camino del encuentro y del negociado,
superando la ciega contraposición”.
Frente
a las amenazas de guerra, el Papa nos invita a que haya esfuerzos
sinceros de parte de cada uno para promover, iniciativas claras por la
paz basadas en el diálogo y la negociación. Creo que la invitación del
Papa es un reto para cada ser humano: que seamos buscadores de la paz,
desde el diálogo y el consenso. Y que entre todos logremos una sana
convivencia en la justicia y en el amor.
Como
dice el mismo papa Francisco: “No es la cultura del enfrentamiento, la
cultura del conflicto, la que construye la convivencia de los pueblos y
entre los pueblos; sino aquella: la cultura del encuentro, la cultura
del diálogo, este es el único camino hacia la paz. El grito de paz se
eleve alto para que llegue al corazón de todos, y todos depongan las
armas y se dejen guiar del anhelo de paz”.
P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino
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