El próximo 7 de agosto celebramos la
fiesta de San Cayetano, un día muy especial para nuestra vida de fe,
donde pediremos nos conceda el pan y el trabajo. En el marco de esta
fiesta en medio de la recesión, default y la crisis económica que
vivimos como país, es importante que reflexionemos sobre la importancia y
valor del trabajo sincero y “el pan ganado por el sudor de la frente”.
El
primer lugar hoy más que nunca necesitamos la intercesión de San
Cayetano para que realmente haya un profundo deseo de trabajo sincero y
honesto en nuestra sociedad. Nos hemos acostumbrado a compartir una
sociedad que, cada vez más, se conforma con esfuerzos mínimos para
sobrevivir, sin que la vida sea realmente un aporte para esa sociedad de
la que forman parte.
Pidamos a
San Cayetano que despierte en nosotros para que realmente haya un deseo
sincero y comprometido en los corazones de hombres y mujeres de nuestra
patria para trabajar. Un deseo profundo de hacer que nuestra vida no sea
una carga, sino que sea un aporte valioso para la humanidad. El trabajo
que dignifique y dé sentido a mi existencia como ser humano.
La
vida de fe y de trabajo siempre va de la mano. El trabajo sincero y
responsable es un agradecimiento a un Dios que nos ha regalado la salud y
la posibilidad de generar el pan para la familia con el sudor de la
frente. Sin embargo, hay quienes en nuestra sociedad viven del sudor y
trabajo del otro, ocupando puestos importantes para los cuales no tienen
la competencia ni tampoco los han ganado por la calidad profesional. Y
esta realidad es difícil mantener en el tiempo, dado que va entrando en
crisis el sistema organizativo del país, porque son pocos los que
trabajan… y producen.
Sin
desanimarnos como pueblo, es bueno que pidamos la intercesión de San
Cayetano para lograr un trabajo digno para tantos jóvenes que estudian y
tienen un gran deseo de realizarse como personas a través de un trabajo
digno, gente honesta y preparada que espera en nuestros tiempos sin
encontrar respuesta. Ojalá que el criterio para ocupar los puestos de
trabajo sea la calidad profesional y no simplemente las afinidades
personales. Pidamos a San Cayetano por un trabajo digno para nuestros
jóvenes y adultos que sufren la falta de un trabajo digno para mantener a
su familia.
Toda fiesta de los
Santos es una oportunidad para reavivar nuestra fe en Dios. Es bueno que
confiemos en Él que nos regala esa esperanza que nunca se apaga y que, a
pesar de todo, Dios está presente en nuestra vida y hace que la llama
interior de la fe siga encendida, dando sentido a nuestras vidas,
planificando las cosas lindas y fortaleciéndonos para superar aquellas
situaciones adversas.
En esto la
vida del santo es como un soplo de lo alto, un testigo, un testimonio,
alguien que vivió hasta el extremo el amor a Dios y al prójimo. Tiene
esa característica de tocar fuerte el corazón, la mente y el espíritu
del pueblo para que esa luz de la fe nunca se apague y que la vida
misma, aun en las adversidades, sea una fiesta.
Que
esta fecha que recordamos con mucha devoción, nos ayude a renovar
nuestra fe en Dios haciendo posible que nuestras miserias se conviertan
en trabajo y esfuerzo a favor de nuestros hermanos. Pidamos en nuestras
oraciones que todas las familias argentinas y del mundo entero, tenga el
pan de la paz, la concordia, la justicia, la verdad; esos valores por
los cuales Jesús murió y resucitó.
Ojalá
que esta celebración nos ayude para que quienes tienen trabajo lo
honren cumpliendo y dando lo mejor y a quienes les falta puedan
conseguirlo para alcanzar una vida digna.
P. Juan Rajimon
Misionero del Verbo Divino
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